Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

viernes, 1 de abril de 2011

Manzanas y síndromes


Al salir a la calle todo el mundo ve algo y reacciona. Incluso si la velocidad es grande y los pensamientos profundos, la impresión que el rondar de las olas provoca es una náusea no superior al mareo que edificios, árboles, pantanos o centros comerciales pueda generar en alguien moviendo su cuerpo. La mente camina y sigue los pasos, queriendo a veces volar a lejanos rincones y comprender simplificando, a esto se le llama comúnmente la razón.
Tal poder revelador hace develar admisible e inventar cotidiano, el orden necesario para que exista una máquina expendedora de bebidas no debe subestimarse, necesario para que aquella vendedora de metal se encuentre cumpliendo su tarea en un rincón del mundo impresiona más aun. El comercio, la seguridad, la honestidad, el valor otorgado a la moneda, al envase y al contenido, el proceso de fabricación de todas las partes, probablemente hasta el mismo medio por el cual llegue a ella es toda una fabricación. Ahondo en el punto que todo lo mencionado es, en verdad, una fabricación en sí misma, no existe algo así como “el comercio”  o “la economía”. En el momento que resumo algo como los millares de “transacciones” (nótese la imposibilidad de usar un lenguaje real en esto) sintetizó la realidad, convirtiéndola en ficciones.
El lector vera lo paradójico de leer sobre la abstracción del hombre queriendo tomar una posición romántica, dadas las limitancias no menores, de mi persona y mi inteligencia y del papel y el lenguaje, toda reflexión, especialmente una novicia sobre el pensamiento y reducciones generalizantes ha de tomarse con calma y duda, sin caer en la verdad.
Para todo caso o progreso son necesarios los ejemplos- la inducción- es el caso de la ciencia moderna, pero esencial para la filosofía y las humanidades. Existen aquellos que habrían de hacer la filosofía un arte en el sentido individualista, una pintura, como todo sistema de pensamiento, y los que creen que todo ello es posible desde la subjetividad de la conciencia, como si fuera la conciencia algo completamente ajeno al mundo y su persona. Quien intente pintar sin pintura intuye que solo es ello realizable dentro de la propia imaginación. Así mismo, las ideas son problemáticas cuando, como siempre ocurre, se extraen de fragmentos selectivos, dando lugar a conflictos “ideológicos” tales como capitalismo/comunismo. Sin adentrarse en lo trágico de esta realidad, capaz de infinidad de males, marco que la ciencia tiene “errores humanos” con una concepción errónea de sí misma, los errores no son los humanos, los errados son los no-humanos (es necesario ser humano para leer y entender ciencia, así como para aplicarla).
Pues ejemplifico: Algo muy propio de la cultura occidental post-moderna liberal capitalista es la realización de rankings para productos en el mercado, a modo de fomentar el consumo informado en la toma de decisiones. Supongamos que no hay campañas publicitarias, sobornos o intereses poco honestos en esto, supongamos que los motivos intrínsecamente humanitarios impiden toda intervención no estrictamente científica ¿Es un ranking buena idea? Ciertamente parece ser una excelente inversión, pero oculta detrás el mismo abstracto que las escuelas de pensamiento.
Cuando uno abre un paquete de chocolates, consume la totalidad de su interior y bota el envoltorio, en el piso si se anda con prisa, supone que se comió el chocolate “entero”, deja de pensar en el envoltorio y las minúsculas sobras, quizá incluso invisibles. La naturaleza no permite engendramientos. La naturaleza, muy sabia, usa términos intermedios, cuando uno come una manzana corta pedazo y pedazo, hasta que un enjuto vestigio permanece, pero en el camino debe elegir dar una masticada más o menos, intentando evitar traspasar los límites que la masa comestible permita, no comerse las semillas ni tragársela entera en un solo gesto.
En EE.UU pedagogos y estudiosos de la educación alarmados aborrecen la televisión y la tecnología al alcance de los jóvenes, que contrario a su educación autoritaria, no solo no les interesa en absoluto lo que docentes hablan, ni siquiera lo escuchan, jugando en cambio con el celular en clase o hasta viendo una película. Este “síndrome de deficiencia atencional” problemático para el futuro de una sociedad repleta de ignorantes está afectado de manera que resultara extremadamente complejo solucionarlo, pues en la misma raíz los estudiosos mordaces declaran fervorosamente atestar contra lo que se opone a sus valores, su mitología del sueño americano o su vocación de instructores, opuesta a la de un gran profesor, que es un columpio. Ni siquiera se preguntan qué puedan aprender los niños de la televisión, y es que todo diagnostico social carece de perspectiva ínfimamente objetiva o sutil. Si es que los niños no pueden prestar atención (en vez de no quieren) retaría a tales expertos a que me explicaran como guiones tan complejos como el de la serie Dr. House, donde a menudo en el diagnostico se intercambian discusiones morales e intelectuales a la vez que médicas, puede ser tan famosa y exitosa. Falta voluntad para ver más allá de lo que nos han dicho y nuestra razón nos obliga, implicando muchas veces desastrosos fallos y confusiones.
Los libros de matemática no se equivocan, pero tampoco aciertan. No hay acierto ninguno más que para una persona que los lea y los comprenda, tal vez que los escriba. Esto no significa que adhiera a escuelas de pensamiento como idealismo o materialismo, significa que creo menester cuestionar la ineludible doctrina de renunciar la realidad cuando pensamos.

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