Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

viernes, 29 de abril de 2011

Galardón

Una situación sumamente problemática subyacía bajo la ducha matutina, el homenaje, siempre inmerecido, abusaba de la escasa energía para pintar humildad en tales cantares majestuosos de empecinada terqueza. Abundantes medallas llovían de la alta sociedad, no quedaba más que el deber y la furia cuando el sueño replicaba.
Recorría el trayecto cotidiano de la introspección cuando salto a mí un monologo intruso que no había llamado. Ensimismado, concentrado en el poder del silencio, venían todas aquellas ficciones de suma importancia que imperan sobre la retrospección. Una procesión de voces evocaba personajes a tiempo olvidados, para aquella gente, flotando sobre un mar de caminar, el inocente espíritu romántico que las llamaba en extraña pugna parecía ya perdido a la borrachera de la existencia juvenil, les era del todo indiferente.
Esa muralla, del todo ajena a mí, parecía cada día más familiar, menos repugnante. Todo el tiempo invertido en antiguas historias de heroísmo, destinos decididos o lágrimas perpetuadas perece ante la poesía de lo cotidiano. Todo intento de historia carece de sentido ante esta muralla. No sé qué es lo que me falta y muero de impaciencia.
He reflexionado ser razonable. Resulta paradójica resolución siendo mi juicio tal, que a menudo me encuentre pensando merecer ser una langosta cocida. Comandado por un puño de ilusiones, bien desechado donde tales pensamientos recurrían sin disciplina u orden, se encontraba tal juicio en el torbellino frenético del cual la madurez nos extrae.
Qué forma tan misteriosa de vivir con fuerza entre aflicción y locura, de aconteceres olvidados nunca vividos, de pasares mal hallados en añoranza desbordada y destemplada, hambriento de miseria por un pájaro de gran altura, esos mares de sumisión a la idiotez que se piensan buenos días y noches de gloria.
El solemne banquete dado en mi honor hoy nunca dejara de empujarme hacia el mañana. No es ahora que me da miedo, sino por todos aquellos caracteres del todo cómicos que el jubilo entrega gratuitamente aquí, y del cual estoy seguro habré pagar con un chiste mucho más intimo e inacabable, una tragedia lacerante que me lleva nuevamente a aquellas historias de personajes al tiempo abandonados que mi existencia ignoran, que a mi auxilio no acuden sino el silencio más funébre y solitario.

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