“Mejor arriesgarse” me había dicho ¡Vaya sabelotodo! Qué iba a saber de la vida y el sufrimiento-mejor pasar la oportunidad que caer en la desgracia.
“¡Cobarde, maldición, eres la peor escoria jamás conocida! No, no, tú tienes cosas buenas (¡pero eres una mierda!) Mejor que calles el llanto por las putas, o te lo callo yo.”
“Sí, la muerte, la dulce muerte sería bienvenida ¡liberadme! Golpéame, un rayo, un disparo, un ataque, cualquier cosa ¿Y si no sale mal? ¿Y si va horrible? “
Gotas de sudor deslizaban por su frente
Un suspiro se escuchó, acercó su mano a la madera imponente: “no, piénsale dos veces” alejó la palma resignada. La puerta se convertía en un gigante de metal y prendía fuego
“¡Concentración, nada de imaginerías ahora! ¡Carajos! Valgo tan poco que mejor…más vacaciones... Sí, soledad, uno puede soñar en soledad.”
Se escucharon ruidos de platos y agua al otro lado de la muralla.
El puño se acercó, golpeó la madera dos veces.
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