Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

domingo, 22 de julio de 2012

Marco Aurelio: “El Sabio”

Se cuenta que al tomar su paseo diario por las calles de Roma, los ciudadanos aclamaban a Marco Aurelio con nombres divinos. Pero él tenía un esclavo contratado, cuya orden era caminar varios pasos detrás y, ante cada elogio, acercársele y susurrarle al oído: ‘Recuerda que eres solo un hombre’

"Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia." "Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio... ahora están muertos y reducidos a cenizas".


Recordamos al emperador que ascendió al trono buscando la paz, y despreciando sus riquezas y poder escribía en su diario íntimo la lucha moral constante por hacer el bien en todo momento. Él es prueba decisiva en contra de la frase “El poder corrompe”. 


“Los dioses me han encargado esta tarea a mí, y tendré que cumplirla. Mantendré mi vigilia constante, siempre despierto, para que los ciudadanos de Roma puedan dormir”.


Las Meditaciones nos muestran al hombre sensible detrás del emperador estoico. Sufrir en silencio y gobernar con virtud. Lamentaría, quizás, lo público que se han vuelto sus pensamientos. Nosotros agradecemos al hombre que, desobedeciendo a su emperador, no quemó el diario íntimo por juzgarlo demasiado valioso.

“La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.”

“Si no conviene, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas. Sé dueño de tus inclinaciones.”

“Que tu memoria no se aparte de las cosas que tienes, sino de las te hagan falta”

“El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele.”

“Destruye la queja: ‘se me ha dañado’ y destruido queda el daño.”

“Todas las cosas se hallan entrelazadas entre sí y su común vínculo es sagrado y casi ninguna es extraña a la otra, porque todas están coordinadas y contribuyen al orden del mismo mundo.”

“Hemos nacido para colaborar, al igual que pies y manos, párpados y dientes. Obrar como adversarios es contrario a la naturaleza.”


“En adelante recuerda, cada vez que algo te entristezca, recurre a esta máxima: 
‘Que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha’”

sábado, 21 de julio de 2012

Dios

En los días de mi más remota antigüedad, cuando el primer temblor del habla llegó a mis labios, ascendí a la montaña santa y le hablé a Dios:
-Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntad es mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.

Pero Dios no dio respuesta y paso de largo como una potente ventisca.

Y mil años después volví a subir la montaña santa y volví a hablar a Dios, diciéndole:
-Creador mío, soy tu criatura. Del barro me formaste, y te debo cuanto soy.

Y Dios no me contestó; pasó de largo como miles de alas en presuroso vuelo.

Y mil años después volví a escalar la montaña santa y hablé a Dios nuevamente, diciéndole:
-Padre, soy tu hijo. Tu piedad y tu amor me dieron vida. Mediante el amor y la adoración heredaré tu reino.

Pero Dios no me contestó, pasó de largo como la niebla que tiende un velo sobre montes distantes.

Y mil años después volví a escalar la montaña sagrada, y volví a invocar a Dios, diciéndole:

-¡Dios mio!, mi supremo anhelo y mi plenitud, soy tu ayer y eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo; juntos creceremos ante la faz del sol.

Y Dios se inclinó hacia mí, y me susurró al oído dulces palabras.
Y como el mar, que abraza el arroyo que corre hasta él, Dios me abrazó.

Y cuando bajé a los valles y a las llanuras, vi que Dios también estaba allí.

                                                                      Khalil Gibrán, El Loco.

domingo, 8 de julio de 2012

El cortejo de la verdad


Hablando del tiempo, Dogen escribió:
A veces de pie en la cima de la más alta cúspide,
A veces moviéndose en el fondo del más profundo océano,
A veces tres cabezas y ocho brazos,
A veces los diez y seis pies o los ocho pies del cuerpo dorado,
A veces un basculo, o un matamoscas,
A veces un pilar, o una linterna de piedra,
A veces el tercer hijo de Chang o el cuarto de Lee, 
A veces la Tierra y el Espacio.   


Los hombres han vivido por mucho tiempo. Vemos su historia a través de fuentes. Las fuentes construyen la historia en un dialogo con su sujeto y las fuentes no escritas son, por tanto, parte de la historia, pues pertenecen a la experiencia humana en el tiempo.

Hace unos 200.000 años atrás aparecía en la tierra el homo sapiens. Cuando por primera vez alguien enterró a un compañero, y en ello, creó un símbolo, entonces nació el hombre. Quería con esto expresar algo más allá de lo material. Rastreamos el desarrollo del lenguaje hablado como estructura de pensamiento abstracto a 100.000 años. Hace 25.000, el grabado de las primeras formas de arte ¿Es esto historia? Pienso que con la historia expresamos la importancia de lo que nuestros antepasados valoraban, lo que querían, lo que pensaban. Pero ¿quiere decir algo el arte? Por supuesto ¿Se puede expresar esto en palabras? No, el arte es su propio lenguaje, y erraríamos en no tratarlo como tal. En consecuencia, el pasado pre-histórico posee más de una expresión humana, más de un lenguaje.

Se nos ha dicho, sin embargo, que la prehistoria no forma parte de nuestro empleo, pues carece de registros. Ciertamente, existía el tiempo, y nadie duda de los enormes cambios que en ese período acontecieron; cambios que nos han formado como especie. ¿Por qué separarla? Porque incómoda al historiador de las particularidades. No agrada la idea del aparente circulo en donde las sociedades sin escritura viven, considerando el tiempo y la acción un eterno retorno a la repetición. Considérese que nuestra idea, la historia como desarrollo teleológico dialéctico hacia mayores estados de progreso; es, en buena medida, una creación de la ilustración, un cambio en la cosmovisión occidental, visible en filósofos como Hegel. Observo que, nuestra concepción de la historia – una meta historia - no es verdadera, es ya una interpretación de ella. ¿Es la historia circular un error? Después de todo, el reloj tiene forma de esfera. Las horas transcurren, las estaciones continúan cambiando, hombres nacen, viven y mueren. Nuestra especie, y todo lo que ella contiene llegará, también, a su muerte. ¿Es el fin de nuestra especie un motivo para dudar de nuestra historia? Quizá nos hayamos sobrestimado. Si, como decía Marx, la historia no comenzará hasta que no haya más personas muriendo de hambre, y quedando todo el pasado condenado a la categoría de “barbarie”, no hemos hecho sino crear ficciones ¿Hemos trabajado en vano? Confío que no es el caso. Toda historia es observada por contemporáneos del último momento de la historia. En este sentido, un análisis psíquico del propio historiador parece menos rupturista al considerarlo parte de su obra. Preguntarse por las motivaciones que nos mueven, ser honestos sobre nuestros prejuicios y declarar arraigo social o personal por el oficio, todo esto  nos hace mejores.[1]

Puesto que son necesarios sucesos, y en efecto, cualquier suceso es la medida del tiempo[2], igualmente, no puede haber historia sin que primero queramos interrogarnos sobre el tiempo. “Son las preguntas las que construyen el objeto histórico.”[3] Cierto maestro zen quería expresar que el tiempo es existencia y la existencia es tiempo. Para esto acuño la palabra uji, traducida como ser-tiempo[4]. Un trabajo o investigación es uji, se construye sobre historias ya realizadas, que sirven a la vez como fuente de crítica y como información. Las mismas interrogantes pueden ser retratadas asiduamente y nunca ser suficientes para “resolver”, pues nuestro conocimiento avanza, no por llenar la falta de datos particulares, que no poseen humanidad en sí mismos; sino por reformular un planteamiento legitimo. De suerte que la disputa yace en lo que cada uno llama legitimo. La nueva historia[5] conlleva una “expansión del universo histórico”[6] en base a la construcción de un relato al que subyacen teorías o interpretaciones de sí mismo. Es por esto que críticos como Foucault señalan la fuerte similitud con la ficción. Si hay Historia del pensamiento, Historia de la economía, Historia socio-cultural, Historia desde las estructuras, Historia “desde abajo”, y si este el destino de la trayectoria posmoderna, lo que Ortega preveía como “la barbarie del especialismo”, ¿Por qué hemos de rechazar las Historias del Arte, las Historias de la Pre-historia, solo en base a su escaso soporte escrito? Por lo pronto, la escritura es solo un tipo de lenguaje; y en ella misma, lo sabíamos ya, existen múltiples modalidades discursivas. Existe la escritura narrativa artística, existe la mitología, cuya radical importancia los antropólogos han demostrado. Algunas se pretenden “objetivas”, y cualquier lingüista ofrecerá una breve epistemología de por qué esto es indudablemente absurdo. Todos hablamos un idioma construido, arbitrario, de relación entre significantes y significados, y en cómo nombramos el mundo, cómo conectamos sus conceptos, cómo nos abstraemos de él, creamos la realidad. Pero esto no es la realidad, pues la realidad no es un concepto. El primero quien, tras cercar el saber, se le ocurrió decir “Esto es mio” y halló personas bastante sencillas para creerle[7], fue el verdadero fundador de la Heurística que se juzga exclusiva. La conservación de tales archivos históricos, en exceso fortuita[8], con sus pérdidas, notoriamente irreparables, nos dan la certeza de nuestra ignorancia. Decía Confucio: ¿Qué es la sabiduría? Saber que uno no sabe[9], escucharemos con atención esto. Percibo en los recientes cambios de la disciplina un enriquecimiento jovial. Las llamadas “ciencias auxiliares” ni siquiera trataban con detalle el mismo estudio del tiempo, pero, por distintas, nos han provisto otro con quien compararnos y crecer. En efecto, el punto de vista desde todo los lados es también el de ninguno. No existe. La idea de la erudición ha cambiado, desde la quimera experticia que pretendía describir (suficientemente probada como ilusoria en la era de las ciencias sociales) a la capacidad para manejar conocimiento en base al razonar y el saber. Se trata, no de información, que bien guarda una máquina o un libro; sino de qué hacer con tal información; a su tiempo, utilizada como herramienta para construir conocimiento que solo un humano puede comprender y poseer.

La vida, el fenómeno misterioso del universo, no puede ser leída. Su verdad es indescifrable, y por oscura la amamos. Tan difícil resulta solo definir qué trae el concepto de lo “cotidiano” y si en el debemos también incluir lo sagrado[10]. Pero “¿Y qué si la verdad fuera una mujer?”[11] ¿Y si es una mujer, y debe ser cortejada sutilmente, en lugar de aplastarse con discursos de omnipotencia y pretendida omnisciencia? De suerte que para conocer a una mujer se requiere paciencia, esmero y humildad. Todo esto será muy fácil mientras la queramos suficiente.


[1]Cf. Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p. 110
[2] El tiempo es siempre medido de acuerdo a la acción. (Aristóteles, Met: “El tiempo es la medida de la acción) El movimiento de un astro, conectado al movimiento de agujas en el reloj, esto no transcurre en el universo completo del mismo modo (Einstein) y es también una aproximación, una medida.
[3] Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p.91
[4] Dogen vivió entre 1200 y 1253, la similitud con Dasein (ser-ahí) en Ser y Tiempo de Heidegger se debe a las influencias de la filosofía oriental en el pensamiento alemán del siglo XX. Heidegger ha sido tomado por original debido a nuestra completa ignorancia de la enorme y compleja tradición intelectual en Asia.
[5] Debemos objetar a clamar toda creación intelectual como novedad para las pocas naciones occidentales representes. Se han observado predecesores en medio oriente y Asia. Las tesis de los Annales han sido, sin duda(directamente o por influencias), inspiradas por las de Ibn Jaldún.
[6] Burke, P. Formas de hacer Historia, Madrid: Alianza (1994) p.32
[7] Cf. Rousseau, J.J. Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Buenos Aires: Folio (2007) p. 81
[8] . V. Langlois, Introducción a los estudios históricos. Buenos Aires: La Pléyade (1972) p. 18
[9] Igualmente Sócrates decía: “Solo sé que nada sé”
[10] Ver Mircea Elíade, Lo profano y lo sagrado.
[11] Nietzsche, F. Más allá del bien y del mal. Santiago: Centro Grafico (2005) p.5

Sobre la Historia


“Todo gran hombre ejerce una fuerza retroactiva. Por ello se reconsidera toda la historia y miles de secretos del pasado salen deslizándose de sus escondites y quedan expuestos… al sol que los ilumina. No es posible prever todo lo que será, un día, la historia. ¡Puede que el pasado siga aun esencialmente velado! ¡Se precisan todavía tantas fuerzas retroactivas!”
                                                                                             
                                                           Nietzsche, Gaya Ciencia, Aforismo número 34.

“El realista Maquiavelo elaboró su Arte de la Guerra acudiendo al sistema de reclutamiento anterior a las guerras púnicas, imitando el corpus castrense grecorromano descrito en las crónicas de Curcio, Herodoto, Jenofonte, Josefa, Polibio, Salustio, Tito Livio y Tucídides. Basta esto para imaginar la metamorfosis del pensamiento estratégico a la fábula. Finalmente, el realista tampoco carece de fantasía.[1]
Lo dicotomía de la ciencia social y las ciencias naturales ha sido tema de largos tratados epistemológicos. Pero si la búsqueda de certezas es común, su trato con ellas es distinto. La ciencia social nunca tendrá la misma relación con sus “causas” que un sistema cerrado en física. No por ello es una superior a la otra, y, sin embargo, nuestra cuestión, nuestra problemática, tiene aún algo distinto a ambas. La complejidad, tamaño y número de causas no admiten certezas reduccionistas. Por ello, también, nos convoca la modestia de admitir cualquier tesis como un conjunto de conjeturas sobre los fragmentos de la historia propicios. No es arbitrario, pero tampoco carece de creatividad. La originalidad es a menudo creída como avidez de novedades, pero crear una obra maestra en arte significa expandir el universo de su lenguaje, y para ello es necesario, primero, conocer el límite del horizonte presente. Como la del arte, la creatividad de la historia consiste en imaginar y crear de manera original, por volver al origen; revisitarlo, y darle nuevos horizontes.
Cuentan que sus discípulos protestaron numerosas veces contra el arduo trabajo de Miguelangelo Buonarroti en la Capilla Sixtina. En su ya veterana senectud y consecuente deteriorado estado físico, subía a enormes andamios para trabajar todo el día con la cabeza arriba, pintando el techo. No era solo su compromiso que se juzgaba excesivo, pero con frecuencia le decían “Maestro, nunca podrá terminar esta obra antes de morir, ya ha hecho tantas cosas, ¿por qué no descansa?”. A lo que él respondía “Todos los hombres mueren, y continúan viviendo hasta el día de su muerte ¿Por qué he de detenerme antes de mi muerte? Ninguna obra de arte se termina. Solo se abandona.”
Se ha comprendido que Miguelangelo encarna el espíritu de un oficio comprometido. Nosotros, también, trabajaremos hasta el último de nuestros días en un oficio interminable. La historia también participa de lo bello. Su propósito es múltiple, y se requerirán largas disensiones antes de un consenso entre partícipes del mismo oficio. Del mismo modo, aunque pocos estarán de acuerdo en una misma definición de arte, parece universalmente reconocido que el camino es su fin, que hacerlo vale la pena. De Vico aprendemos la cercanía de los historiadores con los poetas. La diferencia no radica en los permisos del primero, tanto como las demandas especiales del segundo. No podemos trabajar solos. Incluso en el rincón más obscuro de un archivo recóndito, escribiendo en altas torres, relatos abandonados por los hombres, el esfuerzo y su intención lo unen a las personas que rescata. Aquel recuerdo lo une con sus personajes. En adelante, su arte, su trozo de ficción, lo hace hermano de los muertos.
Se necesita, por tanto, el ejercicio asiduo de la imaginación, tanto en descubrir y conocer – alimentado por la curiosidad – como en trabajar y establecer relaciones – el ejercicio crítico de la memoria – Sin embargo, es sensato admitir que el paradigma de la disciplina, como todo lo valioso en este mundo, ha sido sujeto a cambio con las épocas. Recordemos las protestas de Ranke en contra del método deductivo en la historia. Si bien podemos presentar numerosas objeciones a las teorías y determinaciones, preconcepciones que ciegan antes de admitir la vista, las ideas de Hegel y Marx son nada más que la exaltación de una parte natural que nos mueve a establecer relaciones. Escribir lo que ha ocurrido no amonta a las obras de reyes y records del Estado – si fuera así, dedicaríamos años al estudio minucioso de impuestos – sino en comprender el hecho, la vida, la época, con todas sus manifestaciones, en necesaria relación no-determinada con el pasado efectivo, el pasado percibido, el presente como lo vieron, el futuro que esperaban y los juicios que hacemos hoy al respecto. Una manzana cayendo puede describirse meticulosamente sin conseguir más que una nimiedad. Pero una manzana que cae sobre la cabeza de Newton, es pronto sujeta a la misma ley general que el movimiento de los astros. Su relación conecta el cosmos con lo inmediato. En efecto, la inteligencia trata de poco más.
Pero si la deducción encuentra un camino en los grandes procesos y conjeturas omni abarcantes, ello destripa el oficio de su necesaria modestia. Decir “la historia son las relaciones económicas” o “la historia es el Geist”, “la historia es el eterno retorno” o “la historia es lo fragmentario” sin admitir los propios límites, a la vez que reconocer las virtudes de otras interpretaciones, conduce la vida de los hombres al epitafio de un raciocinio delirante. Cualquier intento por reducir la historia a un monismo de explicación progresiva o dialéctica, de encontrar en ella fuerzas ocultas, invisibles razones o voluntades cuasi divinas; debe necesariamente lidiar con la masa damnata de sus horrores. Las guerras mundiales pueden ser explicadas, pero hablar con comodidad de la muerte, en un siglo, de doscientos millones de personas, es ya un acto inadmisible. Por tanto, existe un rol ético inevitable, pues se trata con la vida de personas que, si bien muertas, son en verdad, nuestra familia. Considérese un viejo refrán egipcio: “Nombrar a los muertos, es hacerlos vivir de nuevo.” Recordamos sus experiencias, porque son también nuestros recuerdos.
Narrar es contar, y si pasamos largas noches leyendo a nuestros niños, es porque creemos que los cuentos los edifican como personas. La historia, y las historias, revelan la libertad fundamental de los hombres. La cultura pone límites normativos al comportamiento y rol dentro de ella, pero los individuos hacen de ellos un camino. No es menos libre quien cumple con reglas morales estrictas, sino quien, sin compromiso, olvida todo aquello que es valioso. El hombre verdaderamente encadenado es quien carece de memoria. El camino de la vida es también el camino de los tiempos, y si “un recuerdo no es más que una imagen”[2], nos basta esa afición, ese amor al relato de la infancia para vencer la condena del puro intelecto. Cierto, debemos elegir nuestros caminos. Qué historia haremos será cerrada por qué pensamos o definimos a priori como ella. Que la teoría preceda a la historia (Marrou) no es distinto en esencia a la cultura que nos mueve y permite el ejercicio de nuestra libertad. Las profecías de Marx determinan un camino para la historia. Con todo su genio, el hombre vio el inmenso poder de la economía sobre los hombres. El materialismo histórico, como Freud, o los entusiastas estructuralistas, se apresuran a condenar un Prometeo que nunca perdió por completo su amor. Fue amarrado al Cáucaso por revelar a los hombres los secretos divinos, y los dioses mandaron águilas a devorar su hígado, perpetuamente renovado. Pero, como Sísifo, comprendemos que la condena más grande no puede quitarle lo más importante que tiene. Sísifo fue condenado a rodar eternamente una piedra hasta la cima de una montaña, desde donde cayera por su propio peso. Ve entonces como la piedra cae en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hasta las cimas, y baja de nuevo a la llanura. La historia se escribirá sobre el mismo relato, las mismas experiencias, una y otra vez, revisitando el pasado de hombres que han muerto, por nosotros, hombres que han de morir. Aprendemos que la tarea nunca será agotada. Sísifo es dueño de su piedra, su destino le pertenece. “Este universo sin amo no le parece estéril ni fútil. El esfuerzo mismo para llegar las cimas basta para llenar el corazón de un hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.[3]” Por el contrario, cuando, desde hoy, se ve el pasado y decimos “Yo sé”. Ese momento es el de la roca, la victoria de la efigie taciturna, de los hombres condenados para siempre en el bronce. Incipit el ingenio tiránico en el uso y abuso de la historia. Hegel y el Geist encarnaba en la dialéctica progresiva histórica un devenir racional teleológico y con ello justificaba el imperialismo europeo. Hegel, cuya originalidad, nos dice Nietzsche, consistió en “inventar un panteísmo en el cual el mal, el error y el sufrimiento no pueden ya servir de argumento contra la divinidad”. “Pero el Estado, las potencias establecidas, han utilizado inmediatamente esta iniciativa grandiosa.[4]” Si el pasado selectivo rige el presente, las guerras serán inevitables. La venganza será el motor de la historia. Tenemos que a la vez juzgar, comprender y recordar, jamás renunciando a la tarea de proteger la vida de las personas. ¿Qué es humanidad exactamente, dónde esta el contexto necesario para usar esa palabra? Un judío marginal hace dos mil años decía: “Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente." Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.[5]
Tal vez la más importante consideración sea esta. La de tratar con la vida. Nos exige un trabajo profundo e incesante. Por ello, nos otorga una libertad incomparable. Prometeo vive libre a través del fuego que otorga a los hombres con su sacrificio, y no existe mayor libertad que esa.


[1] Abraham, T. Del Arte de la Guerra, Buenos Aires: Aguilar (2010)
[2] Seignobos, C. (Citado por Prost) p.175
[3] Camus, A. El mito de Sísifo. Buenos Aires: Losada (2007) p. 138
[4] Idem, p.174
[5] Mateo 5:38.