Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

sábado, 21 de julio de 2012

Dios

En los días de mi más remota antigüedad, cuando el primer temblor del habla llegó a mis labios, ascendí a la montaña santa y le hablé a Dios:
-Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntad es mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.

Pero Dios no dio respuesta y paso de largo como una potente ventisca.

Y mil años después volví a subir la montaña santa y volví a hablar a Dios, diciéndole:
-Creador mío, soy tu criatura. Del barro me formaste, y te debo cuanto soy.

Y Dios no me contestó; pasó de largo como miles de alas en presuroso vuelo.

Y mil años después volví a escalar la montaña santa y hablé a Dios nuevamente, diciéndole:
-Padre, soy tu hijo. Tu piedad y tu amor me dieron vida. Mediante el amor y la adoración heredaré tu reino.

Pero Dios no me contestó, pasó de largo como la niebla que tiende un velo sobre montes distantes.

Y mil años después volví a escalar la montaña sagrada, y volví a invocar a Dios, diciéndole:

-¡Dios mio!, mi supremo anhelo y mi plenitud, soy tu ayer y eres mi mañana. Soy tu raíz en la tierra y tú eres mi flor en el cielo; juntos creceremos ante la faz del sol.

Y Dios se inclinó hacia mí, y me susurró al oído dulces palabras.
Y como el mar, que abraza el arroyo que corre hasta él, Dios me abrazó.

Y cuando bajé a los valles y a las llanuras, vi que Dios también estaba allí.

                                                                      Khalil Gibrán, El Loco.

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