Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

martes, 1 de febrero de 2011

Pobre diablo


En plena primavera volaba hacia Bogotá cuando una avería en el avión empezó a causar turbulencia. Después de algunos minutos de terror el ala derecha se desprendió y nos estrellamos en la selva; la mayoría murió en el choque.
Afortunadamente yo resulté con lesiones inocuas. Traté de sacar de los vestigios de avión a las pocas personas que pensé tenían aun algo de vida en ellas, fallé catastróficamente. Sentado en una rama atendiendo a mi brazo sangrante vi una mujer de unos treinta años salir con notable agilidad de entre los escombros.
Me miró con pena y dijo: “¿Así que sólo tú?”
-          Sólo nosotros – rectifiqué con un humor trágico
-          Sólo nosotros – afirmó con la misma cara y una sonrisa melancólica
Luego de un rato de esperar vanamente abandonamos esperanza en el resto de los pasajeros y comenzamos a caminar por la selva. Evidentemente no teníamos idea dónde ir, pero parecía más útil que esperar el improbable y seguramente tardío rescate.
Penetró un repentino dolor en mi pierna derecha, clavado a mí vi los dientes de una enana serpiente café con manchas amarillas,  su cabeza tenia forma triangular, diría que símil a un corazón, los enormes ojos encerraban la mirada de la miserable bestia.
No noté cuando mi compañera se acercó o percató de ella, pero lo siguiente fue mirar su pie aplastar la criatura con decisión. Sin piedad ni miedo la cogió y me creí ver cómo le arrancó la cabeza con una uña sobrenaturalmente larga. Inmediatamente caí al piso inconsciente.
 Comencé a abrir los ojos cuando ya era de noche, borrosamente distinguí la luz de fogata.
-          Vas a vivir, no te pediré que me agradezcas, solo hice lo natural.
“¿Debo agradecerle de todos modos?  No, ella sabe, de otro modo no hubiera hablado  ¿pero qué era esa garra que vi?  Estúpido, estabas alucinando, recién te había mordido una serpiente venenosa”
-          No estabas alucinando, yo no soy un humano normal como tú.
“¿Ah?”
-          Te resultará increíble oír esto, pero estoy huyendo, en verdad, tengo una horda de asesinos alados que me cazan, y pasar por humana es el modo más fácil de perderles la pista.
Varios segundos transcurrieron en absoluto silencio, habiendo ahuyentado la perplejidad llegó la curiosidad.
-          ¿Quién eres?
-          Soy la encarnación del mal y el odio, y sin embargo mi carne es falsa. Soy el caído, aquel a quien sus alas le cortaron, pero más que nada soy la desesperación, porque mi orgullo hace tiempo ya ha sucumbido al terror.
  Un minuto entero se marchó en el meditar intranquilamente sobre correr, despertar de una pesadilla o rendirme y rogar por mi vida. ¿Habrá escuchado todos mis pensamientos? En ese momento no me importaba.
-          ¿Entonces los asesinos alados…?
-          Ángeles, sí.
-          ¿Y el mal, el infierno, las hordas demoniacas?
-          Estoy sola como siempre he estado
No pude eludir tomar conmiseración, aun en esta extraña confesión ella seguía mirando el fuego con el mismo rostro triste, me pregunté cuantas veces, cuantas épocas habrá vivido, invadido por un sentimiento nuevo y confuso contemplé mi insignificancia. Aún así, persistía la curiosidad.
-          ¿Y las historias? ¿qué ocurrió en verdad?
-          Ocurrió tal como te han contado: yo era el ángel más hermoso entre todas las huestes celestiales, pero quise ser mejor, pretendí en ansia y por el intento descendí al ocaso. En esa caída llegué a la tierra donde habitan los hombres y les enseñe el deseo.  Los creí listos. ¡Cuánto me equivocaba! Te contaré un secreto, Dios no es perfecto, no existe tal cosa, solo hay el poder que camufla el certamen y el disfraz que previene el juicio, Dios no es nada sino el General más grande que haya existido jamás.  Ahora te veo a ti frente a mí, tú que has dejado de creer en la bondad y por eso tomas pena en mí. Te veo y no puedo evitar reírme.
-          ¿Por qué me cuentas esto?
-          Mi libertad está construida sobre secretos
La mujer era verdaderamente hermosa, hasta entonces no había notado su cabellera negra, su rostro sin maquillaje, de puras facciones, las lágrimas ocultas detrás de esa mascara. Aquel resplandor esplendido de gloria decadente me encantó, quedé engolosinado. Ahora más que nunca lleno de dudas, comencé a sentir un deseo incontrolable por acompañarla.
-          ¿Así que Bogotá ah?
-          Bogotá -respondió la mujer que de espaldas que daba el primer paso hacia la selva, ocultando su singular sonrisa.

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