Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Llamas(III)



El fuego ardía sobre la ciudad cuando tú me viste, tu reíste aun cuando desfallecía y la cruz caía, tú que te escondes y me das pavor, tu averno no me da miedo, solo tu terror. Aun cuando montaban la luna sobre la mezquita y los cruzados perdían sus rostros, amontonados sobre las carretas, tu a nosotros podías salvar ¡por favor, dime que es todo una treta!
¿Dónde estás?
¡Tú que peleas por tu feudo, por tu patria, por tu sueños, tú que tragas cerveza, tú que eres el Estado, traedme tus pobres, tus ricos y tus hambrientos, porque vamos a recobrar tierra santa!
¡Dios lo quiere!
Afuera del templo de Salomón la sangre llega hasta las rodillas, si el espectáculo de horror de los muertos no alcanza la mirada, la sangre de la que los victoriosos están cubiertos será terror suficiente para humanidad dejada. Suerte que la humanidad está ausente… Todos aquí son ahora esbirros del señor. Así, felices y llorando de gozo nuestra gente marchó a la tumba de nuestro Salvador, para honrarlo y pagarle nuestra deuda de gratitud
Habiendo asesinado a los infieles he ganado la inmortalidad, ya no hay amargura ni pesambre, de ahora en más es todo el camino hacia el paraíso. Pero como no se va tan fácil la costumbre, y en boca de cristiano abunda el hambre, hubo que limpiar el  piso, con fuego y carne hicimos un guiso.
Ahora retorno a Francia, decrepito y honrado, encuentro a mi país mancillado. El demonio ingles toma la tierra con sus arqueros cobardes ¡Mi patria cambiada, Dios ha abandonado! Una niña veo que hace alardes, De santa gracia que dios le habla, se llama Juana y promete luz entre la niebla.
Victoria y victoria, parecía sonreír por vez primera ¡cuánto que equivocaba! como todo acababa, con ella en el fuego quemada, como una bruja cualquiera ¡que negro se ve el cielo! con el fin de toda una era.

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