Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

lunes, 21 de febrero de 2011

Contrapunto (II)

Los ancestros me contaron una historia, estimo que era una linda historia, sobre unificarse bajo las estrellas. No recuerdo ni una palabra, una lástima, sería una buena historia para los clientes y las fiestas.
Dicen algunos que me viene bien el oficio, nunca han visto alguien tan exiguamente exaltado cuando azota sus esclavos. Si he de ser honesto nunca he sentido fascinación hacia el coliseo, si acudo es solo para ver al cesar. Admito aun así, que mi fortuna deriva en perspicacia y maestría de administración. Yo no creo en la suerte, si me anda bien ha de ser por mis ofrendas en el templo, indudablemente gracias a ellas, hace poco ha llegado noticia de alegre ocasión: Oportunidad para un viaje a las provincias.
Mi amigo Creso se dedica a la cartografía, me visitó hoy a mi pedido, sin embargo no ha podido aclarar mi duda. A mi pregunta sobre qué hay en Egipto respondió con sorpresa, como si se tratase de un cuestionamiento insólito. “Yo conozco los límites del imperio” me dijo, con su índice aun apuntando en el mapa el lugar que habría de explorar.
De ello han sido varios días y un temple soñoliento parece haberse apoderado de mí. Ver a los esclavos, sus rostros de tristeza, su mirada miserable hacia la tierra, su silencio y la manera en que miran el sol esporádicamente, como si comprovaran que todavía está allí, esa esperanza repulsiva despierta la ira en la mayoría de los ciudadanos. En mi nunca lo ha hecho, pero últimamente se apodera de mi un ansia por descanso que los faraones, creo, no sabrán satisfacer. Con este juicio he adquirido un nuevo entretenimiento: La talla en madera
Las figuras fluyen al tiempo del cuchillo de manera tan hermosa, contempló una armonía entre mi mano y él, ha comenzado a formar parte de ella misma y me encuentro cargando madera hasta a las peleas de mis propias adquisiciones. Hace poco tallé una figura del Cesar, no me gustó. Hoy hay pelea y aprovecharé de tallar otra, he perdido la cuenta, pero debe ser la décima.
La sangra salpica en la arena y mi corona está casi lista. Los laureles harán la definición más precisa al gran hombre que veo, la capa necesita pintura… un rojo vivo para darle majestuosidad, aquella sangre que desperdician en los leones bien podría hacer de esta mi obra maestra. Sin oportunidad para recogerla, tuve que sacrificar un cordero y usarlo en lugar de ofrendarlo a los dioses. Ellos comprenderán mi urgencia.
Soñaba con entregarle al Cesar su estatuilla cuando me despertaron visiones de fuego y derrumbe. Gritos y sollozos desde todas las esquinas consagraron lo que era meramente una pesadilla como la tragedia que en verdad ocurría.  Comencé a marearme despejando la salida, obstruida por la sólida roca de mi altar derrocado. Caí al piso con borrosa visión y lo último que recuerdo fue un negro levantándome y el cielo rojo humeante que se alejaba a la distancia… no había ningún sol ahí, debe haber sido fuera de Roma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario