Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Pensar positivo

"La oveja y el lobo nunca se ponen de acuerdo en una definición de la libertad"
                                                                                                                  Abraham Lincoln
Algunas corrientes psicológicas han comenzado desde hace algunos años a cuestionarse el problema del sufrimiento desde la perspectiva de la búsqueda de la felicidad. Recientemente se ha popularizado, a través del couching y otros ciertos mecanismos heredados del imperio estadounidense, la visión de la felicidad como algo perfectamente posible y realizable, exaltando cualidades del individuo, señalando ciertas aptitudes y actitudes que debiéramos tener para alcanzarla. Esta viene a oponerse a la psicologia clásica que intenta llevar al individuo a “un estado de miseria normal”. Sin entrar en polémicas sobre lo neurótico de la segunda, surge la pregunta apremiante sobre aquello que los medios nos entregan reiteradamente y en los medios empresariales se trata de la premisa victoriosa:
¿Cómo contextualizar una visión positiva de la vida en el contexto de una sociedad sociopática, donde muchas de las conductas que habríamos de corregir requieren un espíritu crítico, que al contrario de ser fomentado, se censura por loa cultura de masas, el couching, las “noticias”, y todo aquello que viene a distraernos de lo mas inmediatamente personal, que aqueja al individuo?
Además de lo insensato que es pensar en términos de “positivo/negativo” que despliega una ignorancia prodigiosa, hay que reconocer que a menudo los problemas del individuo son problemas de la sociedad. Hitler fue una manifestación de una Alemania devastada por el tratado de Versalles, humillada hasta los extremos más lacerantes, explotada por los países industrializados con poderío hegemónico como Inglaterra de la época. Si vamos al cine comercial y al supermercado sin darnos cuenta de lo ficticio de aquellos lugares, de aquellas replicas en serie de la cultura capitalista decadente, es porque no tenemos voluntad o memoria para ver esos almacenes de barrio, esas películas verdaderamente artísticas, ese contexto oculto bajo el teatro de abstracción y artificie circense. Ocurre con frecuencia que nos encontramos haciendo algo sin ver un fin ni propósito, inmediato o trascendente, no ir al cine porque me gusta ese director, ese actor, ese tema, sino simplemente porque no tengo en que gastar mi dinero ni ocurrencias para pasar el tiempo. Ahí la prisión arregla el problema que podría surgir en esa alma libre con los “panoramas del fin de semana”, “las noticias”, el “pensar positivo” y toda clase de comportamientos esquizoides. No tomo Coca-Cola porque me guste más o menos que la Inca-cola, sino porque es simplemente lo que hay. Si es cierto que “La brevedad es el alma del ingenio”, más vale que hagamos algo con ella.
No se trata de sufrir constantemente, torturados por aquello que muy probablemente no podemos cambiar, pero el verdadero optimismo, la autentica felicidad es la de una persona que sin entregarse a los círculos interminables de la pregunta filosófica, se pregunta de vez en cuando qué es lo que le gusta y qué es lo que debería hacer mejor “Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya” De otro modo caemos en el dogma de la felicidad del mismo modo que la Iglesia católica medieval, corriendo el riesgo de correr hacia una cruzada que pocos esperábamos, y encontrarnos al final de nuestras vidas en ese precipicio abismal, contemplando una vida gobernada por frivolidades que nunca han sido nuestras, y nunca lo serán.

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