Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Sobre los ideales



 Un acto, tanto uno redimible como un crimen sangriento, como todas las vicisitudes alegres y tristes son matices sublimes del mismo deseo, todo por una promesa. Una de ricos y pobres, de viejos y jóvenes, de esclavos y opresores, de militares y médicos.
Una chispa intrínseca, vislumbradla en toda su luz desde la sombra, ahí cuando nace la misma esperanza es cuando surge el deseo, el ansia vehemente por la felicidad.
¿Quién podría rompernos esta promesa?
“El juicio vendrá, y será resoluto” La gente es juzgada por esta confinidad subversiva que le tienen a otros, al mundo, es el destino que cuando los deseos personales se contraponen a la voluntad del cosmos, su existencia sea mancillada como una bruma de errores y pecado.
¿No es el destino del sufriente sufrir? ¿Habría sido Jean Valjean menos persona si no hubiese seguido el camino de la rectitud y la expiación? ¿Debemos someternos? ¡Qué rebeldía inspiradora la de los miserables, pero será el odio, el padre de todos los males! Cómplice de él la desesperanza y la convicción. ¡Maldito el que busca un rayo de esperanza! Mejor que tenga un arma en mano.
¿Qué sabrán los victoriosos de haber nacido en la más apabullante derrota, y vivir asediado?
En lo más remoto, todos los ideales morales, todos los sentimientos y venganzas, una animosidad incontrolable por la justicia divina o un desenfreno por la defensa ficticia de vergüenzas e ilusiones, del equipo de futbol, la familia, la nación, el amor, la mujer, el hermano. Todo sucumbe a la miseria.
La voluntad de poder y la fuerza de la disciplina, un intercambio de proporciones mitológicas que se ve en la panadería. Una crisis en la perpetuidad. Será el dinero para valorar las cosas, o para tener valor, será la costumbre, el conocimiento y los títulos algo perverso, o solo algunos colores más de un lienzo demasiado grande, uno de artista ausente.
Que todos luchemos por lo mismo no significa nada para nadie. Por qué habría de importar, no es sorpresa, cuando vemos solo algunos colores. No existe tal cosa como una empatía universal o una declaración de los derechos humanos. ¿De cuales humanos? Pregunto yo
No hay justicia sin igualdad. La libertad de uno termina donde comienza la del otro. Todas frases lindas, de gente muy inteligente. Una ingenuidad tremenda creer que la razón tiene algo que pintar aquí. Condenar al esclavista de antaño, mas pasar de largo por el vagabundo en la calle. Vaya remodelación de la conciencia.
¿Qué hacer contra esta condición tan violenta?
Podemos respetarnos. Hasta que el día llegue cuando explote el cielo y escupa fuego, cuando una invasión alienígena o un cataclismo terrestre, quizá un apocalipsis nuclear destruya todo lo que creemos nuestro. En ese instante seremos todos humanos, hay que esperar al velo negro y el cielo rojo para ver lo inaudito: Que nos queramos.

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