Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

martes, 21 de junio de 2011

Qué son las ciencias sociales

Cuando nos enfrentamos al problema de las ciencias sociales, frase con un oxímoron oculto, naturalmente surge el problema de restrictivas definiciones sobre lo que denominamos ciencia, sea por el ejercicio metódico, la prueba empírica, o simplemente lo que parece a todas luces razonable. Sin embargo, cualquier esquema, dado su planteamiento, construye reducciones en base a ciertos patrones o preocupaciones particulares. Por ejemplo, sobre la definición de “ciencia” y cuánto ella se distinta de “saber” o “conocimiento”, preocupación que toma un sesgo lingüístico, posiblemente epistemológico, y ciertamente no universal, en tanto no escribo en francés ni chino (del cual, por cierto, habría que considerar múltiples versiones)
El primer nivel de la ciencia es establecer conocimiento en base a juicios universales. Así como lo ha dicho Kant, parece lógico suponer que las ciencias sociales trabajan en base al nivel ontológico, creado como abstracción por la filosofía, sobre el cual todos los seres humanos somos iguales. Un segundo nivel, no obstante, complementa esta premisa: Todos los seres humanos somos distintos.
Con esto ciertamente no quiero caer en juicios morales enmarañados con presupuestos individualistas. Mucho más sensato es sintetizarlo como expresado por Confucio: Todos nacemos iguales, pero nos hacemos distintos en la práctica.
Si bien lo primero no parece científicamente (desde la biología) correcto, y lo segundo se presta para un sinfín de perversiones, denota, por lo anterior, lo que he querido expresar.
Científicamente, no somos iguales, ontológicamente, lo somos.  Este nivel es el de las ciencias sociales.

El siguiente punto es cómo conciliar nuestras distintivas problemáticas.
A menudo se cometen - cometemos - errores. Es casi proverbial como el uso del reflejo “se concluye” enmascara la búsqueda pretenciosa de realidad absoluta. Se concluye es traducible a lenguaje serio como: “En tanto hemos observado lo que hemos querido, concluimos, en base a nuestro juicio, lo que creemos expresa la realidad desde nuestro conocimiento”.
Como ejemplo simplista, en tanto la psicologia se encarga de la persona, la sociología de la sociedad, la antropología de la cultura, cuando uno piensa, cuando uno aprende de otros, tiende a establecer su conocimiento como patrón universalizarte, racionalizando con toda artimaña de instrumentos a modo de encontrar “la verdad”.
 Qué es la verdad, lo dejaré en términos de Hegel: “La verdad es el delirio báquico en el que cada miembro se entrega a la estupidez” Así ocurre que nos encontramos afirmando enfáticamente con artífice de razón, creyendo ingenuamente nuestro amplio conocimiento.
Cabe señalar que esto resiste cualquier acusación idealista o criterios de subjetividad. Lo que realmente ocurre con la verdad, como diría Levi-Strauss en “Lo crudo y lo cocido”, es que para que haya verdad, tiene que haber múltiples mentiras, es decir, para que Extra Ecclesiam Nulla Salus sentencie realmente (nótese la similitud entre verdad y realidad) la nula posibilidad de salvación fuera de la iglesia católica – eclesia, griego para reunión – tienen que haber otras iglesias (y así, muy irónicamente, la palabra sinagoga es también, reunión) Del mismo modo, cualquier punto de discusión se justifica por si solo como verdad, tomando, quizás, un sesgo muy propio de la política, de posturas estáticas y racionalizaciones, fundando nuevas verdades para justificar los errores antiguos, como retratado célebremente en “el gato pardo” y como todo partido político o iglesia, en tanto sistema y no movimiento, hace constantemente. No hagamos de las ciencias sociales un sistema, porque está bastante claro que las personas, sociedades y culturas solo lo son en tanto permutan, siempre meta-estables.
Sartre (filosofo) decía que el ser humano (nivel ontológico) está condenado a la libertad. Levi-Strauss (antropólogo) crítica de Sartre el ser simplemente un francés pensando como francés. Los franceses también son personas, y ciertamente la sociedad francesa cambió radicalmente con la revolución francesa y la exaltación de la libertad. Tal revolución es comprensible en Europa, distinta es la idea de libertad en Asia. Más que encontrar una ecuación universal, para buscar independencia intelectual se requiere desarrollo complementario.

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