Amor
“Cuando el amor os haga señas, seguidlo; aunque sus caminos son duros y escarpados; y cuando os envuelva en sus alas, doblegaos a él, aunque la espada escondida entre sus plumas pueda heriros; y cuando os hable, creed en él, aunque su voz puede despedazar vuestros sueños como el viento del norte convierte al jardín en hojarasca.”
Alegría y tristeza
Cuando estéis gozosos mirad hondo en vuestro corazón y veréis que lo que os trae la alegría no es otra cosa que lo que os ha dado la tristeza.
Cuando estéis tristes, mirad de nuevo vuestro corazón y veréis que, en verdad, estáis llorando por aquello que había sido vuestro deleite.
Libertad
En el pórtico de la ciudad, junto a vuestro hogar, os he visto postraros y adorar vuestra propia libertad.
Lo mismo que eslavos que se humillan ante un tirano y lo glorifican aunque les dé muerte.
Sí, en el bosquecillo del templo y a la sombra de la ciudadela he visto a los más libres de entre vosotros llevar su libertad como un yugo y como quien tiene las manos esposadas.
Y mi corazón sangró en mis adentros; porque podéis solamente ser libres cuando hasta el deseo de buscar libertad se convierte en un arnés para vosotros y cuando cesáis de hablar de la libertad como una meta y un logro.
Razón y pasión
Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y el velamen de vuestra alma navegante.
Si vuestras velas o vuestro timón se rompen, no podréis sino meceros e ir a la deriva o quedar en un punto muerto en el medio del mar.
Alláh descansa en la razón, y obra en la pasión.
Dolor
Vuestro dolor es la fractura de la cáscara que encierra vuestro entendimiento.
Lo mismo que el cuesco del fruto debe romperse, a fin de que su corazón pueda exponerse al sol, así vosotros debéis conocer el dolor.
Trabajo
Trabajáis para ir al mismo paso que la tierra y con el alma de la tierra.
Porque estar ocioso es convertirse en extranjero para las estaciones y salir del cortejo de la vida que marcha en majestad orgullosa sumisión hacia el infinito. Cuando trabajáis, sois como una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se transforma en música.
Muerte
¡Queréis conocer el secreto de la muerte!
Pero ¿Cómo lo encontraréis, a menos que los busquéis en el corazón de la vida?
Fragmentos de Khalil Gibrán, “El profeta”
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