Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Religión y Sociedad

Mi postura religiosa ateísta me predispone a rechazar conductas que considero excesivamente religiosas, por lo que escaso comportamiento pseudo religioso de tipo social puedo encontrar en mi vida rutinaria. No participo de un equipo de futbol, sin embargo, a veces voy a conciertos. Este tipo de conductas tienen un componente ritual significativo. Los seres humanos somos criaturas de costumbres, y una de las que a lo largo de mi vida he considerado sano adoptar, es la búsqueda de contemplación y apreciación artística. Esta se asemeja a una experiencia religiosa, y consigue cumplir las necesidades espirituales de las personas cuyas vivencias personales llaman especial atención a estos temas.

Mis prácticas políticas tampoco caen dentro de categorías religiosas formales. Puedo señalar, solamente, que siendo un ferviente creyente en la democracia, y con las propias tendencias liberales que el modelo socio-económico imperante ofrece, percibo la inminente necesidad por convicción en la votación y el ejercicio de la soberanía popular. Lo señalado por Tocqueville en “Democracia en América” vale hoy, como modelo comparativo. En ausencia de asociación civil, nuestra sociedad se ha vuelto secular, solo para creer el discurso de los medios de masas, se ha vuelto crítica, solo para ser inmoral, se ha vuelto desarrollada, solo para ser apática. Las consecuencias en el desarrollo de una conciencia religiosa no pueden ser sobreestimadas. Nunca sobra el cliché de la época; y es que para pensar, se necesita libertad, y sin crítica, ¿cuán libres somos? Para creer en algo, se necesita convicción, para tener convicción, se necesita esperanza. Pero el hombre unidimensional diagnosticado por Marcuse es uno dominado por las relaciones de producción y consumo. Ese hombre no tiene esperanzas. En este sentido, me considero un ateo que ve el ateísmo general con aversión. Las respuestas no se obtienen por renunciar a las preguntas.

Los medios de comunicaciones sociales afectaron tanto en mi renuncia como en mi consecuente postura ecuménica atea y multi-religiosa. En el primer caso, la construcción del discurso social abandona completamente las preguntas trascendentes de tipo absoluta. Preguntas “profundas” no tienen cabida en los noticiarios, y ya que esto tampoco era parte de la enseñanza cotidiana del cristianismo – falta característica al nivel de edad mental general de la gente – resolví desdeñar el discurso social predominante; discurso que podría ser caracterizado como una religión de hábito, o un disfraz religioso, pues aunque la cultura judeo-cristiana tiene mayoría nacional, la lectura de la biblia, el análisis de esta, o la práctica de las enseñanzas de Jesús, son sucesos infrecuentes, relevados a la comunidad de creyentes que rezan en busca de sus propios intereses. El discurso social chileno es el de una cultura individualista con miedo patológico a las interacciones sociales afectivas que involucren algún grado de compromiso. En consecuencia, es un discurso que estipula como regla implica que “no se debe hablar” del desarrollo espiritual, humano o existencial en torno a preguntas fundamentales.

Lo que observo es un resultado paradójico, donde la cultura hegemónica difunde un mensaje auto-llamado neutro, con realidades institucionales de dependencia en un Estado neo-colonial y una cultura colonial de sumisión a las instituciones, los jefes y los cargos de poder, donde, por último, la presencia omnipotente del cristianismo hace invisible las preguntas que busca responder. Tan invisibles, que no queda sino buscar otras oportunidades para responderlas, pues los medios de comunicación social corresponden con un contexto de realidad cotidiana en psiquismo pasivo y clave de costumbre.

Síntesis

Los factores socio-culturales han promovido una visión empirista inhibitoria de carácter científico, no obstante, las circunstancias familiares y el interés personal sobre el desarrollo histórico de la humanidad han posibilitado una elección libre que concluye con el rechazo a toda religión particular como verdad absoluta y la unión de los factores positivos que cada una merece y enseña.

La constitución de una postura atea de carácter lógico encuentra sus bases en el proyecto empírico progresista. El empirismo anglosajón conjuga con y requiere la armonía del racionalismo francés. Otro polo es representado por el lado inconsciente e irreductible estudiado por Freud y formulado en la breve orden de Nietzsche “conviértete en quien eres”. Los fundadores de discursos, maestros de la duda, basados en una meta-filosofía que mira los proyectos humanistas clásicos como una institución política más – y no como un discurso de verdad eterna – enseñan la afirmación individual y el compromiso social. Nunca más podremos retornar al estado original de la conciencia estable. Darwin, Marx, Freud, Nietzsche y otros han formulado un proyecto distinto, en donde los discursos intelectuales de la humanidad se reconocen como mitos en formación de identidad. Esta crisis de identidad verdadera no puede sino terminar en caos, sino nos hacemos responsables de ella. Mi postura ha sido una de ateísmo y amor a esta tierra y vida como la única en lo que será una existencia breve. El rechazo a la eternidad demuestra una inclinación hacia el racionalismo, mientras el “salto de fe” muestra un arrojo voluntario hacia el polo trascendente empático y menos sistemático. Empero, estas posturas descriptivas carecen de juicio de valor, a excepción de lo que deseo expresar como crítica la sociedad de masas, la religión acrítica, o el ateísmo resignado de “certezas”.
Esta ha sido mi opción, pero quizás el punto central de ella sea marcar la necesidad por un marco de diálogo y tolerancia donde los sujetos se constituyan como seres progresivos, encontrando tranquilidad en una cultura cuyo pluralismo abruma, caracterizada usualmente como “posmoderna”.

Conclusión

John Stuart Mill señaló en su ensayo On Liberty, que toda sociedad democrática liberal permite y fomenta la estructuración de sistemas donde multiples verdades son expuestas. Esta postura de tolerancia radical – pues percibe verdades minoritarias – nace sobre la reflexión en base a la naturaleza humana. Los seres humanos somos falibles, toda verdad hasta la fecha ha probado ser parcial. Muchas ideas, en rigor incorrectas, han ayudado a la construcción de la sociedad y la cultura. El único dialogo posible se establece en un marco de condiciones falibles, donde cada parte se reconoce como agente finito, con posibles cambios de opinión. De otro modo, el dialogo no es sino una batalla. Se infiere como tan evidentes posturas hoy poseen una idiosincrasia revolucionaria esquiva. Por el momento, sugiero que mi condición religiosa puede ser mejor estimulada en un ambiente de mutuo respeto, pero con mucha discusión y reflexión. Es el emblema de una sociedad de masas, que la religión sea relevaba a condición económica y costumbre. Es el emblema de una sociedad intolerante, que no haya discusión sobre temas sin respuesta final. Por este motivo, me gustaría sugerir que todo cristiano tiene un deber con su Dios, al igual que todo Hindú lo tiene con Visnú, y todo ateo lo tiene, primero con la comunidad a la que pertenece, y luego, consigo mismo, para averiguar y practicar sus posturas en pos de una sociedad más justa y un mundo más ameno, a nunca abandonar la fe en calidad de rutina, pues el rito, aunque deriva de la tradición, tiene por objeto contactar al ser humano con la dimensión illud tempus del tiempo mitológico, y la practica litúrgica pretende ser un access mundi al universo de signos y símbolos. El universo arquetípico, el sueño de la cultura, tiene un proyecto de reconciliación con armonía que todos buscamos, aun cuando a menudo nos distraemos de esta empresa.

“¡Que sería tu felicidad, radiante astro, si no tuvieses aquellos para los que brillas!”[1]


[1] Nietzsche, F.(2005) Así hablaba Zaratustra. Buenos Aires: Longseller


No hay comentarios:

Publicar un comentario