Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

viernes, 2 de septiembre de 2011

(yo)

¡Una habitación oscura! ¡Pero qué paisaje más literario! Casi una contradicción. El camino de los espectros ¿Dónde, quién, cuándo, soy? La ultima certeza. Todos los caminos llevan a una era infinita de la nada, bajo el velo de la muerte. Camino en la incertidumbre de una habitación oscura, al despertar (supongo, de mañana) para encontrar alguna luz.
Al fin se aclara. Surgen los recuerdos. Comprendí que la habitación era esta, aquí, que construyó aquel joven a lo largo de los años, aquel errante caminante que algún día llame “mí mismo”. Ahora me acuerdo quien soy.
Vislumbro entre las sabanas la silueta de Eva. Allí encuentro el tiempo. Un trabajo, una semana, un día, una noche de gloriosas relaciones con la mujer que conocí ¿describirla? No podría. Esa mujer es un resumen, un espectro del tiempo. Esa mujer que amé no está entre mis sábanas, la engañé con esta otra nueva.
Entonces apareció la familia, la ciudad, el trabajo, los dioses, el mundo. Al fin, supe encontrar el deber. Consideré las opciones del día, elegí un traje informal, un trabajo tedioso, una paga mediocre, una vida pacífica. Pero al menos sigo hombre. Siempre hombre ¿Qué si un cuerpo de insecto, si un sueño eterno? ¿Cómo podría continuar en el camino, cuando me han robado las vendas que cegaban? Allí donde hay ruta, comienza Dios, y termino yo. Entonces dios no me incumbe ¡vaya novedad! El deber persiste, deber con mi familia, con mis amigos, con mi humanidad. Me visto apresuradamente, me cepilló los dientes, abandonó mi habitación.
¿Qué día, que año? Me enseñé a preguntar. El diario en el piso, fuera de mi casa, expresa lo último, lo absoluto. Un casamiento de príncipes, una muerte famosa, una guerra sin lugar, un avance de la ciencia. Recuerdo nuevamente Sueños, recuerdos, ¿Quién podría distinguirlos?
El día en que mi madre murió, vi a una pareja de quinceañeros besarse bajo un árbol tocado por las primeras gotas de la primavera, y sus pioneras flores. Hoy despierto confundido, ayer dormí bajo el velo infinito de sus besos.

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