Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

lunes, 25 de junio de 2012

Selección Krishnamurti V


Pregunta: ¿Cómo se propone Ud. justificar su pretensión de ser el Instructor del Mundo?

Krishnamurti: En realidad no me interesa justificar tal cosa. El rótulo no es lo que importa, señores. El grado, el título, no tiene importancia; lo que importa es lo que sois. Echad, pues, el título a la Basura; tiradlo al canasto, quemadlo, destruidlo, despojaos de él. Vivimos de palabras, no de la realidad de lo que es. ¿Qué importa lo que yo pueda o no llamarme? Lo que importa es si lo que digo es verdad; y si es verdad, descubrid vosotros mismos la verdad y vividla. Señores: los títulos, ya sean espirituales o del mundo, son un medio de explotar a la gente. Y nos gusta que nos exploten. Tanto el explotador como el explotado disfrutan la explotación. (Risas) ¡Ya veis que reís! Y eso es todo lo que haréis, porque no veis que vosotros mismos sois explotados y por lo tanto creáis el explotador, ya se trate del explotador capitalista o del explotador comunista. Vivimos de títulos, de palabras, de frases, que carecen de sentido; por eso es que interiormente somos vacíos, y por eso es que sufrimos. Examinad de veras, señores, lo que se dice o lo que yo digo, y no viváis simplemente en el nivel verbal, pues en ese nivel no puede haber experiencia alguna. Podréis leer todos los libros del mundo, todos los libros sagrados y los libros psicológicos, pero el vivir en ese solo nivel no os satisfará; y me temo que sea eso lo que ocurre. En nosotros mismos somos vacíos, y es por eso que estamos de acuerdo con las ideas de otros, con las experiencias, estados de ánimo y lemas ajenos, y por tal causa nos estancamos; y eso es lo que sucede a través del mundo. Todo lo esperamos de la autoridad, del “gurú”, del instructor, y todo eso está en el nivel verbal. Para experimentar vosotros mismos la verdad, para comprender y no para seguir la comprensión de alguna otra persona, debéis abandonar el nivel verbal. Para comprender la verdad por vosotros mismos, tenéis que estar libres de toda autoridad, del culto de otro ser, por grande que sea; pues la autoridad es el más pernicioso veneno que impide la experiencia directa. Sin experiencia directa, sin comprensión, no puede haber realización de la verdad. De suerte que yo no presento nuevas ideas, porque las ideas no transforman radicalmente al género humano. Podrán traer revoluciones superficiales pero lo que nosotros tratamos de hacer es algo del todo diferente. En todas estas pláticas y discusiones, si os interesa asistir a ellas, procuramos comprender lo que es el mirar las cosas tal cuales son; y en el hecho de comprender las cosas tal cuales son, hay una transformación. Saber que soy codicioso y no encontrarle a ello excusas ni condenarlo; saberlo sin idealizar su opuesto, diciendo “no debo ser codicioso”; saber simplemente que soy codicioso, es ya comienzo de la transformación. Observad, empero, que no deseáis saber lo que vosotros sois, sino lo que es el “gurú”, el instructor. Adoráis a otros porque ello os brinda satisfacción. Es mucho más fácil evadirse estudiando a alguna otra persona, que miraros a vosotros mismos tal cuales sois. Señores, Dios o la verdad está dentro de uno mismo, no en las ilusiones. Pero el comprender aquello que es resulta muy difícil; porque aquello que es no es estático, cambia y sufre modificaciones constantemente. Para comprender lo que es, necesitáis una mente veloz, una mente que no esté anclada a una creencia, a una conclusión o a un partido. Y para seguir lo que es, tenéis que comprender el proceso de la autoridad, por qué os aferráis a la autoridad; no basta descartar la autoridad. No podéis descartar la autoridad sin comprender todo su proceso, porque entonces crearéis una nueva autoridad para que os liberte de la antigua. Esta cuestión, pues, carece de sentido si no consideráis más que el rótulo, porque a mí no me interesan los rótulos. Pero si tenéis interés en ello,
podemos emprender un viaje juntos para descubrir lo que es; y al conocernos a nosotros mismos podremos crear un mundo nuevo un mundo feliz.

                                                                                              Julio 11 de 1948

No hay comentarios:

Publicar un comentario