Un monje se presenta ante Buda, presumiendo haberse sometido durante doce años a una estricta y dolorosa penitencia.
-¿Y para qué te ha servido tanta penitencia? -le preguntó Buda.
-Entre otras cosas, para caminar sobre las aguas.
Pero Buda, impasible, lo observó detenidamente y dijo:
-¿Y para qué quieres caminar sobre las aguas habiendo barcas para surcarlas?
-¿Y para qué te ha servido tanta penitencia? -le preguntó Buda.
-Entre otras cosas, para caminar sobre las aguas.
Pero Buda, impasible, lo observó detenidamente y dijo:
-¿Y para qué quieres caminar sobre las aguas habiendo barcas para surcarlas?
Un sermón de Buda fue interrumpido por los improperios que un hombre le dirigía. Buda entonces le preguntó serenamente:
-Si un hombre le ofrece a otro un regalo, pero éste es rechazado, ¿a quién pertenece ese regalo?
El hombre contestó:
-A quien lo ofreció, naturalmente. Buda apostilló:
-Entonces, como yo declino aceptar tus injurias, te corresponde a ti quedarte con ellas.
-Si un hombre le ofrece a otro un regalo, pero éste es rechazado, ¿a quién pertenece ese regalo?
El hombre contestó:
-A quien lo ofreció, naturalmente. Buda apostilló:
-Entonces, como yo declino aceptar tus injurias, te corresponde a ti quedarte con ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario