Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El humor de Confucio

Aunque Confucio encarecía la benevolencia y el esfuerzo, afirmaba que el éxito de nuestras acciones obedece al mandato del cielo-concepto moral, no religioso- ( tien-ming). Lo único que depende de cada uno es la intención buena o mala con que se hagan las cosas y la voluntad que se ponga en ello.

A propósito de esto, un ermitaño dijo de él, con algo de sorna:

«¿No es ése el hombre que va diciendo que nada puede hacerse
para salvar el mundo y sin embargo sigue intentándolo?».

En cierta ocasión Confucio y sus discípulos se encontraban en situaciones adversas mientras andaban de viaje. Sus provisiones se agotaron  y varios discípulos cayeron enfermos tras días de ayuno.
Perdidos en un pantano, tras caminar por horas, uno de ellos se disgustó y le dijo al maestro:

-Por lo visto también los hombres sabios pasan hambre

-Ciertamente -respondió Confucio-, El sabio no pierde la compostura cuando tiene que sufrir.
El hombre vulgar manifiesta constantemente su descontento.

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