Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

domingo, 13 de mayo de 2012

Apología del verdadero cristianismo

             

        La letra de la palabra mata, pero el espíritu de la palabra da vida.

                                                                                                2 Corintios 3:6

Jesús no quería una nueva religión. Vivió y murió como un judío marginal. Debemos comprender que el personaje histórico no corresponde con la realidad (la realidad es más amplia que lo “concreto”, e incluye factores psíquicos, tanto como ficciones o relatos simbólicos con significancia trascendente). El génesis no debe ser tomado literalmente. Conozco a cristianos que no creen en la rencarnación, sino la entienden como un mito - entiéndase, no como “mentira” sino en su realidad antropológica – Pero detrás de toda la religión no organizada, detrás de los dogmas y creencias, declaraciones desmesuradas y fundamentalismos, había un propósito admirable. El desarrollo espiritual del ser humano intenta crear una sensación de amor y comunión con el universo y la humanidad completa. Este no es el opio del pueblo, ni la regresión al padre protector. Se trata de la realidad y la verdad misma, escasamente comprendida. Quien comprenda su lugar en el mundo puede ver las estrellas y decir “Ese también soy yo”. Quien entienda que no nació al venir al mundo, sino proviene del mundo; entiende que su muerte no es motivo de angustia, pues no destruye, sino cambia, y el cambio de una cosa a otra es la naturaleza de la vida. Los grandes maestros (Buda, Jesús, Mahoma, Confucio, Lao Tse, Gandhi y otros)  han mostrado una capacidad inconcebible de emanar amor y compasión. Dudo la sabiduría del hombre que, tras cierto aprendizaje, condena todo esto a la irracionalidad y tontería que muchos ateos manifiestan. Pues ¿Cuánto cree en su frágil individualidad, en su ego, aquel que se declara ateo, y con ello cierra toda reflexión o dilema sobre el universo?

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