Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

lunes, 6 de febrero de 2012

Los ciegos y el elefante


Se hallaba Buda en el bosque de Jeta cuando llegaron un buen número de ascetas de diferentes escuelas metafísicas y tendencias filosóficas. Algunos sostenían que el mundo es eterno, otros, finito; unos, que el cuerpo y el alma son lo mismo, algunos, que son lo mismo; unos, que hay existencia tras la muerte, otros, que no. Así se entregaban a prolongadas polémicas. Todo ello fue oído por un grupo de monjes, que relataron el incidente al maestro y le interrogaron. El buda les pidió que se sentaran tranquilamente a su lado, y habló:

-          Les contaré un suceso de tiempos antiguos:

Había un maharajá que mandó a reunir a todos los ciegos que había en Sabathi. Pidió que los pusieran ante un elefante y describiesen, al tocarlo, cómo les parecía. Unos dijeron, tras tocar la trompa: “Un elefante se parece a una serpiente”; los que tocaron la oreja: “Se parece a un cesto de aventar”; los que tocaron el colmillo:”Es como una reja de arado”; los que palparon el cuerpo: “Es un granero”. Cada uno convencido de lo que declaraba, comenzaron a discutir acaloradamente. 

El buda hizo una pausa y rompió el silencio para concluir:

-          Monjes, así son esos ascetas, ciegos, disidentes, se aferran a sus certezas.
La visión parcial entraña más la ignorancia que el conocimiento.

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