Oye... me metí al club de ajedrez ¡Nos vemos allí!
Me dijo sonriendo la niña más bonita de la clase con
quien frecuentemente fantaseo y que no sabe más que mi nombre. ¿Por qué le
interesaría semejante tontería de club? Yo entré solo porque era necesario para
mi curriculum completarlo con una actividad ‘opcional’ y no hay nada más
obligatorio para mí que jugar con esa tropa de ñoños, pero era mejor que tener
que esforzarme en algún deporte y las artes tampoco se me dan bien. ¿Por qué me
iba a decir a mí, venir a mi puesto, y por qué su sonrisa es tan
endemoniadamente bella? No, seguramente ella también quiere cumplir con una
actividad ‘opcional’ ¡Ya la veo aburrida en esas insufribles partidas! De todos
modos tenía pensado ir solo al mínimo de asistencia, pero si va ella…
- Ajá
¿EN SERIO?
La busqué a la salida para preguntarle por qué había
elegido ese club.
- Oye ehmm y ¿por qué te metiste al
club de ajedrez?
- ¿Te interesa saber?
- Jaja solo me preguntaba
- Es porque conozco a alguien que no se
entera – y me guiñó sonriendo -
¡Dios! ¿Puede ser que ella en verdad…? ¡No!
¡Tranquilizate! El 90% de los hombres se hace estas fantasias y termina
declarandose en alguna patética manera solo para ser rechazado en el acto.
¿pero y si…? Oh, no, no ¡Dios!
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