Cuando te hice daño, me acerqué a
ti sin saberlo.
Cuando peleé contigo para que me
derrotaras, eras mi dueño.
Cuando te robé en secreto, hice
carga de mi robo.
Cuando orgulloso, luché contra tu
corriente, fue para sentir la fortaleza de mi pecho.
Cuando apagué, en rebeldía, la
luz de mi casa, tu cielo me sorprendió con sus estrellas.
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