Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

domingo, 4 de octubre de 2015

La diplomacia en el siglo XXI



El siglo XXI presenta cambios tecnológicos que afectan la sociedad y la práctica del poder a un paso sin precedentes. La realidad internacional, al mismo tiempo, ve cambios que en al menos cinco siglos no eran imaginables, entre otros, el retorno de lo no estatal y lo no occidental.
El primer desafío de la diplomacia en este contexto es el de representar a un Estado, en cuanto la totalidad tradicional de la soberanía recibe desafíos: de marcos legales internacionales, del dinero y la tecnología.
En el plano de balance de poder, se debe prestar atención a cambios relevantes en el esquema de ajedrez de varios niveles (Nye 2013), en particular el ascenso del este de Asia, de India y la entrada a la clase media mundial de américa latina, entre otros. El cambio del centro económico mundial podría generar novedad en el estilo de hacer diplomacia, práctica que se atiene decididamente a una tradición Europea. La religión por ejemplo, que habría declinado desde Westfalia como factor, hoy retorna al centro. En cualquier caso, el siglo se abre con una ligera disolución de los márgenes entre identidad personal y generacional, tecnología, cultura y política. ¿Es Turquía un país un europeo? ¿Cuál es el rol adecuado de internet en la diplomacia? ¿Afectará el envejecimiento demográfico la conducción de relaciones? ¿Cómo tratar con estados dictatoriales, o con grupos armados no estatales, respondiendo simultáneamente a imperativos de necesidad política y de legitimidad? ¿Pueden/deben resguardarse a toda costa los secretos de Estado como antes? (Bjola, Corneliu, 2013)
Esto se combina con el declive comparativo de la importancia hegemónica del Estado como actor, que comporta, entre otros, el ascenso de identidades sub y supranacionales (regionalismos, hermandad de ciudades, la UE) y la creciente importancia post-guerra fría de organizaciones internacionales (Karns y Mingst, 2013), ONGs (Mekata, 2000), corporaciones (Pigman, 2013) y de ciudadanos comunes, actuando en red e incluso en ocasiones como individuos, por ejemplo, en diplomacia de celebridades. Al mismo tiempo, la simultaneidad de comunicaciones modifica el rol del diplomático: con las exigencias adicionales del “efecto CNN” se castiga el más mínimo error. En comunicar, se requiere, además de transmisión y análisis de información, una selección frente a las cantidades masivas de información disponible todos los días.
Hemos visto, también, el aumento de las cumbres entre jefes de Estado (Feinberg, 2013), donde los diplomáticos ceden su rol protagónico en la negociación.
 Estos factores posibilitan el surgimiento de la multipolaridad en el plano político internacional. En la práctica de la diplomacia cultural, igual que en la tradicional, se promueven los países, se fomentan relaciones y se construyen vínculos de mutuo conocimiento y confianza, pero en la medida que se haga un paréntesis sobre el plano económico-político, no existe una jerarquía clara; este es el beneficio del relativismo antropológico, si bien hay claras desigualdades (Hollywood es mucho más visto que Bollywood), al momento de “intercambiar” cultura no existe esa inmediata e innegable presencia del poder a la que acostumbramos atender como gente políticamente informada. Por supuesto, dada la realidad del poder suave, existen tanto problemas como oportunidades asociados a la globalización, en particular a la cultura estadounidense y sus aliados, frente a países tradicionales, multinacionales, con comunidades para quienes la expresión de su cultura sí significa empoderamiento (ej: Bolivia).
  La necesidad de especialización para atender los diversos asuntos que atienen a relaciones entre Estados promueve la burocracia Weberiana, con su virtud principal, la eficiencia, pero también sus defectos, la insuficiencia democrática y el impersonalismo. Paradójicamente eso va de la mano con una disminución de la importancia de las órdenes directas desde la capital y con una expansión de la libertad dados los tiempos de reacción. La extensión en el tratamiento de asuntos es dual: vertical, en cuánto a la importancia de asuntos a considerar y horizontal en cuanto a la diversidad de ellos. Esto significa que en mediación y negociación una visión general de las relaciones puede aportar algo que el especialista no tiene: la capacidad de identificar un “win-set”, entender qué tengo (la aplicabilidad del poder) y qué quieren las partes, es decir, identificar oportunidades.
 El rol tradicional se ve principalmente modificado por el auge de la diplomacia pública, que requiere ante todo una visibilidad en el país de la misión, del diplomático, como representante y en ocasiones, como persona. El uso de medios sociales en particular es una plataforma relevante para darse a conocer y presentar una imagen país favorable. Por otro lado, ante temas políticamente sensibles ¿Es correcto el silencio o debe uno expresar una opinión clara? Y ¿Qué sucede con la rendición de cuentas en la era de wikileaks? El costo de hablar y el costo de callar no se deducen con ninguna fórmula, pues dependen del tema y en cierto sentido tomar acción requiere predecir su desarrollo, es decir, predecir el futuro. Como en casi todas las cosas concernientes a la política, es probable que una mezcla de secreto y transparencia, de silencio y ‘showmanship’ sea más apropiada. A mi parecer no sería adecuado exagerar la importancia de los medios si no se responde con una presencia correspondiente. Los servicios de inteligencia saben que normalmente hay un margen crítico de información no disponible sumando y analizando toda la ‘inteligencia abierta’ disponible. Del mismo modo, un embajador que sentara a escribir en twitter, pero que trabajara en un edificio impenetrable podría ser tomado como una demostración de falta de confianza, consecuentemente perdería oportunidades casuales, conversaciones cercanas y eventos que abrieran amistades de importancia. 

Por último, la creciente interdependencia de la economía internacional e importancia del sector financiero presenta desafíos, especialmente en respuesta a las periódicas crisis esperables ¿Cómo responder diplomáticamente a actores que en teoría no son estatales, pero que con frecuencia serán libres de actuar por la ausencia de control de su Estado? En este aspecto las guerras mundiales nos proveyeron con dos ejemplos: para la primera guerra mundial, el grado de interdependencia económica (no superada hasta hace pocas décadas) no previno la guerra. La gran depresión enterró el impulso de la alianza de las naciones y generó una ola de proteccionismo y recelo parcialmente responsable de la segunda.

Bibliografía referenciada
Nye, Joseph. (2013). Hard, Soft, and Smart Power. En Oxford Handbook of Modern Diplomacy. Oxford University Press.
Bjola, Corneliu. (2013). The ethics of secret diplomacy: a contextual approach. En Journal of Global Ethics, 10 (1), pp.85-100.
Karns, Margaret P. y Karen A. Mingst. (2013). International Organizations and Diplomacy. En Oxford Handbook of Modern Diplomacy. Oxford University Press.
Motoko Mekata. (2000). Building Partnerships toward a Common Goal: Experiences of the International Campaign to Ban Landmines. En Ann M. Florini, The Third Force: The Rise of Transnational Civil Society, pp.143- 176. Washington D.C.; Carnegie Endowment for International Peace. (33).

Pigman, Geoffrey Allen. (2013). The Diplomacy of Global and Transnational Firms. En Oxford Handbook of Modern Diplomacy. Oxford University Press.
 Feinberg, Richard. (2013). Institutionalized Summitry. En Oxford Handbook of Modern Diplomacy. Oxford University Press.

Michael Collins y el análisis estratégico del terrorismo






                             
                                                           
                               Michael Collins y el análisis estratégico del terrorismo

Francesco Gissi Díaz.

Introducción
Una consideración sobre el terrorismo como estrategia nos lleva a observar rápidamente que la importancia táctica u operacional de sus ataques es irrelevante. Su impacto psicológico, por otro lado, tanto en su base de apoyo como en el enemigo, puede ser enorme.  Dados estos hechos, movimientos como Al Qaeda pueden aprovechar y construir sobre la base de terroristas que han sido efectivos estratégicamente. Si bien Mao es un caso relevante, en general se difiere de Mao en tanto se comienza en una posición débil, pero los terroristas no intentan desarrollar y concentrar fuerzas para una confrontación directa. Por esto, y por qué es necesario tomar cierta distancia en fin de ganar perspectiva, he optado por analizar y luego tomar lecciones de uno de los terroristas del pasado más exitosos: Michael Collins, líder de Sinn Féin y del ejército republicano irlandés (IRA) durante el conflicto anglo-irlandés de 1919-1921. Michael y sus organizaciones consiguieron sus objetivos políticos a través de una campaña de violencia contra civiles irlandeses y el gobierno inglés.
En los dos años entre la declaración de independencia irlandesa en 1919 y la firma del tratado anglo-irlandés en diciembre de 1921, un pequeño y malamente armado grupo de nacionalistas, tal vez 5.000, obligaron a Inglaterra, el país más poderoso del planeta a la sazón, a otorgar independencia a Irlanda (menos actual Irlanda del norte, más adelante). Tal meta habría sido inconcebible por medio de votación, o de acción militar convencional.    
Historia
Las rebeliones en Irlanda tienen siglos, pero el conflicto que tratamos comienza tal vez en 1916 con el Alzamiento de Pascua (Easter Rising), una revuelta escasamente planeada, con bajos recursos, en el centro de Dublin. Las acciones de los rebeldes fracasaron en conseguir la respuesta deseada, causando horror en la mayoría de sus constituyentes. Luego del alzamiento, sin embargo, los ingleses cometieron un error posiblemente más grave: colocaron cientos de voluntarios jóvenes del alzamiento en un enorme y auto-controlado (escasos gendarmes) campamento-prisión en Frongoch, Gales. Esta fue la primera escuela militar del IRA, donde los prisioneros daban clases y seminarios sobre la teoría y práctica de insurgencia, y sus errores de 1916. Entre ellos estaba Michael Collins[1].
Collins tenía 26 el momento del alzamiento, era brillante, pero impulsivo y descuidado. Venía de una larga línea de nacionalistas irlandeses. Cuando tenía 16, se había mudado a Inglaterra a trabajar en el servicio postal, lo que hizo por cerca de una década. Esto lo acostumbró a tratar con números (luego sirvió como ministro de finanzas de la república de Irlanda) y familiaridad con el gobierno y la política inglesa[2]. Luego del alzamiento, fue a prisión por 6 meses y regresó a Irlanda a finales de 1916. A finales de 1918, fue elegido para la House of Commons por Sinn Féin[3]. Collins y los otros candidatos de Sinn Féin que salieron victoriosos se negaron a sentarse en el parlamento inglés, declarando una república y parlamento irlandés y declarando guerra sobre Inglaterra. Los siguientes años Collins sirvió como líder en finanzas, inteligencia y estrategia para la república. Hacia el final del conflicto también fue jefe de negociación, frente a Churchill.
Instintivamente clausewitziano, Collins sabía que a finales de 1921 la IRA estaba en su punto culminante del ataque, con poco más que podrían hacer militarmente. En su punto culminante de victoria, presionar más a Londres por concesiones podría hacer a los ingleses retirarse de la mesa, regresando a una guerra que los irlandeses no podían ganar. Collins aceptó un acuerdo que dejaba 6 condados bajo control británico, actual Irlanda del norte. Facciones de Sinn Féin despreciaron esta acción, por lo que una guerra civil entre ellos y la facción pragmática estalló (1922-1923), guerra más sangrienta que el conflicto anterior y donde Collins murió, en Agosto de 1922[4].
Análisis
El terrorismo es una negociación violenta. Para conseguir la victoria, hay que tener ideas sobre cómo reaccionará el adversario. Collins sabía que Irlanda era políticamente valiosa y Londres no la abandonaría fácilmente. Sus medios para mantenerla bajo control eran el gobierno civil y la ocupación militar. El segundo sería indeseable pues legitimaría a Sinn Féin. En el momento de declarar una república independiente, Sinn Féin estaba reclamando una legitimidad completamente fuera de proporciones a su poder real. Si Inglaterra hubiera dado respuesta declarando guerra o militarizando la situación, habrían tácitamente aceptado el reclamo de status estatal. Collins sabía por tanto que una militarización era improbable y que la IRA no podría generar una victoria militar. Sabía también que el medio más efectivo de contrainteligencia británica era la policía: La Royal Irish Constabulary (RIC) y Dublin Metropolitan Police (DMP). Estos cuerpos tenían recursos y personal y eran altamente profesionales, con oficiales tanto irlandeses como ingleses. Tenían conocimiento local y fuentes en Sinn Féin, por lo que poseían ventaja en la batalla de inteligencia. Collins cambió ese balance y ‘atacó la estrategia’ inglesa declarando guerra contra la policía. En 1919 estableció “El escuadrón”, también llamado “Los doce apóstoles”, cuyo trabajo era intimidar y asesinar los miembros más efectivos de la DMP y RIC, además de asesinar civiles que cooperaran con la policía[5]. Esa campaña de terror le dio espacio operacional en Dublin. Collins se jactaba de poder pararse al lado de un policía en la vía publica y que él no haría nada por miedo[6].
En noviembre de 1920 “el escuadrón” realizó un ataque atrevido contra varios oficiales de inteligencia británica, cambiando el balance de inteligencia y afirmando su poder. Collins cegó y reclutó dentro de la policía, buscando detectar operaciones de contra-inteligencia y espías dentro de su organización. En abril de 1919 Collins y un grupo de sus hombres entraron forzosamente al centro de inteligencia de la policía en Dublin, donde pasaron horas leyendo los detalles sobre lo que la policía sabía de la IRA y cómo lo sabían. Incapacitando el servicio de inteligencia y comprometiendo la policía, Collins destruyó la fe que tenía Londres en la policía, negando de paso soluciones con uso intensivo de información al problema. Esto le dejaba a Londres solo opciones coercitivas e indiscriminadas. Arguyendo que represión más grave era mejor para la causa de la independencia, indujo algunos miembros de la policía a asesinato contra-terrorista. Desde Noviembre de 1920, el RIC y el DMP fueron integrados por auxiliares veteranos de la primera guerra mundial. Sin familiaridad con el trabajo de policía y hostiles a los irlandeses, estos rápidamente se hicieron célebres (por su ropa negra, bajo el nombre “Black and Tans”) por sus ataques sobre inocentes. Con algunos cientos de armas, un par de miles de balas y algo de dinamita Collins había atacado la estrategia británica, forzándolos a un ciclo de violencia y la militarización del conflicto. También supo restringirse, temprano en el conflicto estaba sobre la mesa el asesinato de políticos de alto perfil en Londres, pero hacia el final era precavido, en una ocasión rechazando un ataque con gas mostaza sobre el metro de Londres[7]. Collins buscaba el balance adecuado entre frustración y no una vendetta.
Calibrando la campaña terrorista podría mantener a la población constituyente neutral o crítica del gobierno. Conociendo la sociedad inglesa, sabía que la prensa publicaría en detalle la violencia de la crisis. En el contexto de la post-primera guerra mundial, la población inglesa estaba cansada de la guerra. No obstante, la población de Ulstermen[8] en Irlanda era un problema, tenían su propio ejército privado y atacaban descontroladamente la IRA y miembros de Sinn Féin. Sus excesivos terminaron constituyendo una ventaja al acercar la opinión pública a Sinn Féin  y deteriorar la imagen de gobierno británico. En cuanto a los constituyentes, como es común, había una variedad de identidades. A pesar de cierto afecto por la independencia, no había pasión activa. En 1915-16 Sinn Féin era un partido marginal, pero para 1921 era el único partido reconocido como la voz del nacionalismo irlandés. Este cambio no fue espontáneo: Collins podía tolerar la neutralidad, pero intentó superarse con una agresiva campaña de propaganda. Colaboradores con la causa británica eran intimidados, algunos asesinados de modo público para causar temor en cualquiera con simpatías pro-británicas. A las mujeres que salían con soldados o policías ingleses las pelaban. En consecuencia, el miedo y respeto por la IRA sobrepasó el del gobierno británico. Incluso cuando la policía capturó miembros de “el escuadrón”,  no aparecían testigos dispuestos a testificar por la causa británica[9].
Dentro de la IRA, Collins trabajó por mantener la moral alta publicitando los éxitos del escuadrón. Los traidores eran detectados y juzgados veloz y públicamente. Con respecto a la opinión internacional, la IRA poseía una ventaja relevante. Producto de la migración, Sinn Féin tenía una gran base constituyente en Estados Unidos. Éamon de Valera, presidente de la república, que había nacido en New York, recolectó 5 millones de dólares para la causa, 500.000 dólares regresaron por Sinn Féin en apoyo de ambos lados de la elección de 1920 en EEUU. Con la llamada de Wilson a la autodeterminación nacional, el ambiente internacional era favorable.
Consideraciones retrospectivas
El adversario de Collins, el gobierno británico, estaba distraído y agotado por una guerra extremamente costosa y larga. El imperio británico estaba en su peak en 1919, por lo que el ejército y la marina estaban ocupados en pequeñas guerras y misiones policiales en Pakistán, Irak, India y Afganistán. La fuerza estaba dividida. Irlanda tenía que sopesarse en contra de todas las otras necesidades. La ciudadanía inglesa también estaba distraída y confusa sobre el asunto de Irlanda. Los Ulstermen fueron un adversario altamente cooperativo, siguiendo el guión de Collins. En la población de Irlanda, la IRA creó un objetivo político (la república independiente) que apelaba a sus sensibilidades. La IRA estaba bien informada y era resistente a penetración por inteligencia enemiga. Finalmente, se contaba con el apoyo de un poder extranjero importante: EEUU. Vemos paralelos vagos en el agotamiento de EEUU como potencia, pero distintos en grado. De modo más relevante, Al Qaeda no posee comparable conocimiento de su adversario: al responder fuertemente a ideologías extremas, no es capaz de integrar miembros en la sociedad de EEUU. Dentro del islam, la inmensa mayoría son abiertamente hostiles a su causa, y sus posibles constituyentes son meramente un sub-grupo de un sub-grupo del sunismo (en Irak, fue atacada por grupos suni). En Irlanda la correlación geográfica del movimiento independentista era muy clara. Al Qaeda por el contrario tiene fantasías territoriales fuera de proporción con sus capacidades e integrantes. Desde el 11 de Septiembre, no han mostrado talento impresionante, y cómo todo grupo son susceptibles a conflicto interno. Por último, la opinión internacional en todos los países poderosos es hostil.
Contraterrorismo
Si uno intenta buscar el gran teórico del contraterrorismo hoy, se encuentra primero con una variedad de ambiciosos objetivos políticos. Ello es comprensible dado el horror que inspira el terrorismo, los líderes políticos deben responder con lenguaje valórico y altos objetivos. Se encuentra también mucho sobre tácticas anti-terroristas, tecnología y técnica. Por supuesto, todos quienes hemos visitado EEUU los últimos 10 años hemos experimentado estas técnicas. No se encuentra en abundancia, sin embargo, estrategia que vincule tácticas anti-terroristas con objetivos políticos elevados.
El terrorismo parece desafiar el análisis estratégico convencional. Es difícil argüir la relevancia de Sun Tzu o Clausewitz ante la percibida novedad del problema, vistas las emociones y debates que despierta. Es necesario pensar sobre los niveles tácticos, operacionales y estratégicos contra estos movimientos. Pero pronto se tiende a presentar un debate táctico entre los propios medios y los del enemigo. Más aún, los objetivos políticos parecen dudosos ¿Qué quiere Al Qaeda? ¿Quiere EEUU eliminar el terrorismo mundial, o quiere eliminar a Al Qaeda?  La declaración de una guerra mundial contra el terrorismo ha sido asiduamente criticada como un sinsentido estratégico, como declarar una guerra contra el uso de minas o contra el desembarco anfibio. No sería inconcebible que la declaración de guerra de la superpotencia mundial fuera exactamente lo que Al Qaeda buscaba para ganar rápidamente credibilidad. Todo esto ha sido criticado como la “estrategia de tácticas” de la casa blanca[10][11], substituyendo ataques estratégicos por una estrategia englobante contra el terrorismo. Personalmente, no estoy del todo convencido por estas críticas, pero es evidente que hay que prestar atención a la conexión entre medios y objetivos políticos. Existe, afortunadamente, una tradición de pensamiento a la cual se puede recurrir en esta búsqueda. En Argelia, el ya veterano Roger Trinquier se acercó a la objetividad estratégica necesaria, si bien su frialdad mental fue tal vez excesiva, siendo capaz de torturar prisioneros sin problema. Trinquier estaba capturado por la burbuja operacional de la batalla en Algeria contra el Frente de Liberación Nacional (FLN), pero el contexto nacional-internacional no estaba entre sus preocupaciones[12].
El espectro de acción
Independiente de si la campaña contra el terrorismo pueda o deba llamarse guerra, es apropiada para análisis estratégico clásico. Sir Nevil Macready, el general a cargo de fuerzas inglesas en Irlanda durante el conflicto anglo-irlandés dijo “Lo que sea que hagamos, seguramente nos equivocaremos” (Whatever we do, we are sure to be wrong[13]). Esto resumía su evaluación de las condiciones en Irlanda. En el espectro de la respuesta, desde no hacer nada hasta la movilización militar masiva, cualquier medida tendrá repercusiones negativas. Si el gobierno ignora el problema esperando evitar legitimarlo, cede la iniciativa a los terroristas. Si accede a alguna demanda terrorista, hace concesiones probando la efectividad del enemigo ¿De qué modo afecta esto un posible ataque futuro?
En el uso de fuerzas policiales, tenemos el problema de su tiempo de reacción, a menudo limitada a actuar luego de que haya ocurrido un hecho. Adicionalmente, el liviano armamento de la policía en países de orden político moderno (que responde a este orden) hace relativamente fácil intimidarlos. En caso de que se luche en una geografía complicada y/o con presencia de constituyentes leales al terrorista, será difícil obtener información y aprehender a los criminales. Tampoco se puede descartar que la policía local, por ser local, tenga infiltrados y no sea controlable por el gobierno nacional (en particular en Estados fallidos). En los 1950s y 60s se vio en EEUU que el KKK estaba aliado con los policías locales en el sur, que permitían e incluso participaban en los actos terroristas del KKK[14].
Supuesto que se atrapen terroristas y se les lleve a cortes, se les presenta con una oportunidad para hablar en pleno ojo público, posiblemente inspirando nuevos integrantes. Igual que en la lucha contra el crimen organizado, es improbable y difícil atrapar los líderes del movimiento. ¿Qué sucede si los líderes están en otro país? En regiones donde el Estado de derecho es débil, la acción respetándolo enfrenta desventajas considerables contra quienes operan con indiferencia a la ley y fronteras.
Algo más coercitivo sería armar a la policía, disminuir sus normas de trabajo y facilitar la recopilación de inteligencia en civiles (inteligencia preventiva). Si las cortes normales no funcionan, establecer cortes especiales. Todo esto puede funcionar, pero implica un fracaso del proceso civil normal y abre acusaciones de procedimiento inconstitucional.
El uso de paramilitares y reclutas aliados locales tiene la desventaja de ser difícil de controlar. Los Black and Tans y los Pied-Noirs proveen dos ejemplos sobre cuán rápido pueden tomar la ley en sus manos.
Trinquier, en el caso de militares profesionales, pensaba que declarar ley marcial era el primer paso para ganar este tipo de conflicto. Pero como vimos en Irlanda, militarizar el conflicto puede legitimar la causa terrorista. Más aún, la ley marcial está admitiendo que las instituciones civiles han fracasado. Las técnicas militares son más rupturistas de la vida cotidiana y pueden impresionar constituyentes, causando animosidad en la opinión pública.
Una opción militar masiva, con toques de queda, rejas en fronteras y controles, patrullas, ad libitum, es cara, a veces indiscriminada y puede alienar no solo la opinión doméstica, sino también la internacional.
Como en muchas cosas en la política, tenemos una variedad de las opciones menos malas. Adicionalmente, sabemos que el ambiente general de la población y el escenario internacional pueden proveer ventajas o desventajas al terrorista. Como el terrorista, el contra-terrorista debe actuar considerando su audiencia. Puede forzar al comando y control del adversario a cometer errores estratégicos. Puede incrementar el sentido de la seguridad en su población, aumentando su legitimidad, compatibilizando acciones que prevengan ayuda material o moral al terrorista. Luego en el caso de los leales al movimiento terrorista, se pueden aislar psicológica y/o físicamente del movimiento. Buscando ayuda local, se puede tomar una vía primordialmente política; al mismo tiempo, presentar el conflicto como una opción “con o contra nosotros” depende del escenario: ¿Cuál es el costo y beneficio esperado, dado lo que conozco de mi legitimidad actual, en esta geografía particular de tener gran parte de la población neutral?
Para “dividir y conquistar” la estrategia enemiga se puede combinar tácticas desmoralizantes con salidas que quiebren su unidad. Así fue como se venció la piratería en la república pirata de Nassau, combinando fuerza naval con un perdón real.
Todas estas acciones deben calibrarse a la opinión pública internacional. ¿Qué combinación de acciones otorga la mayor probabilidad de conseguir objetivos políticos con los menores costos estratégicos? Por supuesto, para ello es necesario establecer un objetivo político claro, que sumado a las dificultades mencionadas, en el caso de democracias polarizadas políticamente puede ser incluso más difícil.   
El trato policial o militar del problema depende de capacidades y necesidades. Si la policía es poco corrupta y posee capacidades amplias de inteligencia, las cortes funcionan y tienen capacidad para tratar casos terroristas, se trata de un problema policial. En New York[15], el conocimiento de la ciudad y la gente de la policía, sumado al uso de expertos sobre cómo y quiénes se radicalizan y unen a redes terroristas, más varios cientos de lingüistas que leen la literatura, la web e interactúan con comunidades migrantes y en la punta gente familiarizada con agencias de inteligencia (el escenario internacional siempre entra de alguna manera) que comparten y devoran inteligencia posibilita el trato de este problema. Por supuesto, es un modelo difícil de copiar y no pueden responder con la misma eficiencia a todos los niveles de terrorismo.
Si la red terrorista opera en una geografía sin gobierno, donde la policía es corrupta y los terroristas se reúnen en posiciones identificables, donde las consecuencias negativas de operaciones militares son manejables – cuando actúan como insurgencia – se puede tratar el problema como una guerra. Operaciones en Yemen, Pakistán y Afganistán proveen ejemplos efectivos de la aproximación militar. En Sri Lanka[16], el 2009, el gobierno lanzó una campaña militar contra el grupo terrorista Tigres de Tamil. El gobierno retrocedió en las políticas contra la minoría Tamil, se trabajó para tener el gobierno, la gente y los militares a favor de la campaña. Durante el conflicto, los tamiles fueron un adversario cooperativo, luchando por bases y territorio. Finalmente, se contó con el apoyo internacional de India y EEUU y apoyo militar de China y Pakistán. La oscuridad en la que se mantuvo a la prensa aisló la posible condena internacional. Como resultado, el movimiento fue derrotado implacablemente[17].
Por mucho que los actos terroristas despierten horror moral, los más peligrosos entre ellos son los que mantienen estos actos sometidos a mayores objetivos políticos. Esto hace una respuesta estratégica clave.
Se puede, como aconseja Sun Tzu, atacar su estrategia, rehusar ser un adversario cooperativo, atacar sus alianzas. Para ello se requiere un alto grado de inteligencia, ¿Se puede infiltrar agentes en Al Qaeda?
Si no se puede depender de la inteligencia, tal vez apostar por un punto decisivo Jominiano donde concentrar energías puede ser efectivo, como Afganistán el 2001, donde los talibanes intentaron una batalla abierta y Sri Lanka proveen ejemplos.
¿Hay maneras de construir instituciones y confianza en la fuente del conflicto? Si es demasiado largo y costoso, se puede perseguir reclutas, dinero y fuente de recursos del enemigo, como redes de narcotráfico. Atacar el comando y control del enemigo es más directo, por ejemplo, la operación contra Bin Laden. Ello deja cientos de miembros vivos y la población no ordenada, pero presenta una ventana de oportunidad sobre la organización.
Corbett tal vez aconsejaría usar movilidad estratégica, abrir un nuevo teatro donde estrangular al enemigo esperando que cometa un error. Luchar el islam radical en Irak donde EEUU posee ventajas militares y las reglas son menos estrictas, por mucho que sea criticable, es definitivamente más fácil que pelear contra él en Europa o Norteamérica, donde aplican reglas muy distintas. Por el momento no parece fácil evaluar la decisión dado el golpe político desestabilizador sobre la región.
Consideraciones finales
 Por supuesto, hay que mantenerse abierto a adaptarse e interactuar con el escenario. Una estrategia que funciona en tiempo 0 recibirá respuesta en el tiempo 1 por un enemigo hábil. En Irlanda, los ingleses no protegieron la policía, su fuente original de inteligencia, pero el fracaso de la policía se debía a una campaña agresiva de Collins por el éxito esperable que un sistema funcional proveía. Análogo a lo que Corbett decía de la marina y el ejército es la policía y los militares: la coordinación y codependencia, si bien generan desafíos culturales y comunicacionales, promete mucho. Macraedy rechazó comandar conjuntamente la policía y los militares en Irlanda, negando una ruta ventajosa.
En escenarios altamente militarizados, a medida que se construye orden institucional se requiere una migración de estrategia hacia el polo intensivo en inteligencia. El general Stanley McChrystal análoga ISIS a un virus mortal que surge solo porque el ambiente de la región tiene sida[18]. Si los militares son como antibióticos, el orden civil es como un sistema inmune funcional: provee una legitimidad que destruye enfermedades normalmente inconcebibles, como ISIS.
Los aliados locales pueden proveer información e inteligencia, los internacionales además abren teatros posibles de lucha. Pero como vimos con T.E. Lawrence, a veces también intentarán atraparte en disputas entre clanes.
Independiente de cuán ambiciosos los objetivos políticos, sea terminar completamente un movimiento, o prevenir que haga daño significativo, hay que mantener un horizonte sobre el fin del conflicto. Si ambas partes tienen objetivos máximos (la destrucción completa del terrorismo o de la civilización occidental, etc.) el fin de la lucha no llegará. Si comparamos la solución de Irlanda por Churchill con el conflicto en Argelia y su repercusión sobre Francia, tenemos una idea sobre la posible necesidad de negociar. Negociar puede parecer débil, pero si es para concluir un conflicto puede restaurar confianza en las propias capacidades por parte de la población.
Pensando nuevamente en Clausewitz, el terrorismo y contra-terrorismo son medios para obligar a un enemigo a efectuar la propia voluntad política. Con debida atención al estilo de guerra, siguen siendo susceptibles a análisis estratégico.
Bibliografía referenciada
James Mackay: Michael Collins: A Life (2012).
T. Ryle Dwyer: The Squad and the Intelligence Operations of Michael Collins (2005).
Coogan, T.P: Michael Collins (1990).

Web
 (Video) General Stanley McChrystal: Why ISIS is Laughable but Effective, recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=S2gtXHjYNZk
Collin, S. Gray, The Anglo-Irish War, 1919–21: Lessons from an Irregular Conflict (2007), Recuperado de http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01495930701750208?journalCode=ucst20
Time (Junio 16, 2011) Afghanistan: A “Strategy of Tactics”? Recuperado de http://nation.time.com/2011/06/16/afghanistan-a-strategy-of-tactics/
Gian Gentile: A Strategy of Tactics: Population-centric COIN and the Army (2009), http://connection.ebscohost.com/c/articles/47776714/strategy-tactics-population-centric-coin-army
Waterfall, C.: Trinquier and Galula, French counterinsurgency theories in the Algerian and their application to modern conflicts (2007-08). Recuperado de http://www.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a491576.pdf
Sri Lanka Assessment 2015. Recuperado de http://www.satp.org/satporgtp/countries/shrilanka/index.html
BBC (Mayo, 16, 2009) Sri Lanka army defeats rebels. Recuperado de http://news.bbc.co.uk/2/hi/south_asia/8053542.stm
NYPD, Counterterrorist units, Recuperado de http://www.nyc.gov/html/nypd/html/administration/counterterrorism_units.shtml


[1] Mackay, James (2012), Michael Collins: A Life. Capítulo 8
[2] Mackay, James (2012), Michael Collins: A Life. pp. 38-60
[3] BBC, recuperado de http://www.bbc.co.uk/history/british/easterrising/profiles/po03.shtml
[4] Coogan, T.P. (1990), Michael Collins, pp.130-160
[5] T. Ryle Dwyer (2005) The Squad and the Intelligence Operations of Michael Collins, p.1-12
[6] Mackay, James (2012), op.cit, p.219
[7] Ibidem, p.197
[8] De la provincia de Ulster, la mayor parte de cual forma Irlanda del norte hoy.
[9] Coogan, T.P. (1990), op.cit, p.162
[10] Afghanistan: A “Strategy of Tactics”?: http://nation.time.com/2011/06/16/afghanistan-a-strategy-of-tactics/
[11] Gentile, Gian (2009), A Strategy of Tactics: Population-centric COIN and the Army. http://connection.ebscohost.com/c/articles/47776714/strategy-tactics-population-centric-coin-army
[12] Waterfall, C. (2007-08), Trinquier and Galula, French counterinsurgency theories in the Algerian and their application to modern conflicts, p.14  Recuperado de http://www.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a491576.pdf
[13] Collin, S. Gray (2007), The Anglo-Irish War, 1919–21: Lessons from an Irregular Conflict http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01495930701750208?journalCode=ucst20
[14] The guardian (Mayo 7, 2001) Papa, I have to know what you were doing. Recuperado de www.theguardian.com/g2/story/0,3604,486943,00.html
[15] NYPD, Counterterrorist units, Recuperado de http://www.nyc.gov/html/nypd/html/administration/counterterrorism_units.shtml
[16] Sri Lanka Assessment 2015. Recuperado de http://www.satp.org/satporgtp/countries/shrilanka/index.html
[17] BBC (Mayo, 16, 2009) Sri Lanka army defeats rebels. Recuperado de http://news.bbc.co.uk/2/hi/south_asia/8053542.stm
[18] Why ISIS is Laughable but Effective, with General Stanley McChrystal, recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=S2gtXHjYNZk