Hablando
del tiempo, Dogen escribió:
A veces de pie en la cima de la más alta cúspide,
A veces moviéndose en el fondo del más profundo océano,
A veces tres cabezas y ocho brazos,
A veces los diez y seis pies o los ocho pies del cuerpo dorado,
A veces un basculo, o un matamoscas,
A veces un pilar, o una linterna de piedra,
A veces el tercer hijo de Chang o el cuarto de Lee,
A veces la Tierra y el
Espacio.
Los
hombres han vivido por mucho tiempo. Vemos su historia a través de fuentes. Las
fuentes construyen la historia en un dialogo con su sujeto y las fuentes no
escritas son, por tanto, parte de la historia, pues pertenecen a la experiencia
humana en el tiempo.
Hace
unos 200.000 años atrás aparecía en la tierra el homo sapiens. Cuando por
primera vez alguien enterró a un compañero, y en ello, creó un símbolo,
entonces nació el hombre. Quería con esto expresar algo más allá de lo
material. Rastreamos el desarrollo del lenguaje hablado como estructura de pensamiento abstracto a 100.000
años. Hace 25.000, el grabado de las primeras formas de arte ¿Es esto historia?
Pienso que con la historia expresamos la importancia de lo que nuestros
antepasados valoraban, lo que querían, lo que pensaban. Pero ¿quiere decir algo
el arte? Por supuesto ¿Se puede expresar esto en palabras? No, el arte es su
propio lenguaje, y erraríamos en no tratarlo como tal. En consecuencia, el
pasado pre-histórico posee más de una expresión humana, más de un lenguaje.
Se nos ha dicho, sin embargo, que la
prehistoria no forma parte de nuestro empleo, pues carece de registros.
Ciertamente, existía el tiempo, y nadie duda de los enormes cambios que en ese
período acontecieron; cambios que nos han formado como especie. ¿Por qué
separarla? Porque incómoda al historiador de las particularidades. No agrada la
idea del aparente circulo en donde las sociedades sin escritura viven,
considerando el tiempo y la acción un eterno retorno a la repetición. Considérese
que nuestra idea, la historia como desarrollo teleológico dialéctico hacia
mayores estados de progreso; es, en buena medida, una creación de la
ilustración, un cambio en la cosmovisión occidental, visible en filósofos como
Hegel. Observo que, nuestra concepción de la historia – una meta historia - no
es verdadera, es ya una
interpretación de ella. ¿Es la historia circular un error? Después de todo, el
reloj tiene forma de esfera. Las horas transcurren, las estaciones continúan
cambiando, hombres nacen, viven y mueren. Nuestra especie, y todo lo que ella
contiene llegará, también, a su muerte. ¿Es el fin de nuestra especie un motivo
para dudar de nuestra historia? Quizá nos hayamos sobrestimado. Si, como decía Marx,
la historia no comenzará hasta que no haya más personas muriendo de hambre, y quedando
todo el pasado condenado a la categoría de “barbarie”, no hemos hecho sino
crear ficciones ¿Hemos trabajado en vano? Confío que no es el caso. Toda
historia es observada por contemporáneos del último momento de la historia. En este
sentido, un análisis psíquico del propio historiador parece menos rupturista al
considerarlo parte de su obra. Preguntarse por las motivaciones que nos mueven,
ser honestos sobre nuestros prejuicios y declarar arraigo social o personal por
el oficio, todo esto nos hace mejores.[1]
Puesto que son necesarios sucesos, y en efecto,
cualquier suceso es la medida del tiempo[2],
igualmente, no puede haber historia sin que primero queramos interrogarnos
sobre el tiempo. “Son las preguntas las que construyen el objeto histórico.”[3] Cierto
maestro zen quería expresar que el
tiempo es existencia y la existencia es tiempo. Para esto acuño la palabra uji, traducida como ser-tiempo[4].
Un trabajo o investigación es uji, se
construye sobre historias ya realizadas, que sirven a la vez como fuente de
crítica y como información. Las mismas interrogantes pueden ser retratadas
asiduamente y nunca ser suficientes para “resolver”, pues nuestro conocimiento
avanza, no por llenar la falta de datos particulares, que no poseen humanidad
en sí mismos; sino por reformular un planteamiento legitimo. De suerte que la
disputa yace en lo que cada uno llama legitimo. La nueva historia[5]
conlleva una “expansión del universo histórico”[6]
en base a la construcción de un relato al que subyacen teorías o
interpretaciones de sí mismo. Es por esto que críticos como Foucault señalan la
fuerte similitud con la ficción. Si hay Historia del pensamiento, Historia de
la economía, Historia socio-cultural, Historia desde las estructuras, Historia
“desde abajo”, y si este el destino de la trayectoria posmoderna, lo que Ortega
preveía como “la barbarie del especialismo”, ¿Por qué hemos de rechazar las
Historias del Arte, las Historias de la Pre-historia, solo en base a su escaso
soporte escrito? Por lo pronto, la escritura es solo un tipo de lenguaje; y en
ella misma, lo sabíamos ya, existen múltiples modalidades discursivas. Existe
la escritura narrativa artística, existe la mitología, cuya radical importancia
los antropólogos han demostrado. Algunas se pretenden “objetivas”, y cualquier
lingüista ofrecerá una breve epistemología de por qué esto es indudablemente
absurdo. Todos hablamos un idioma construido, arbitrario, de relación entre
significantes y significados, y en cómo nombramos el mundo, cómo conectamos sus
conceptos, cómo nos abstraemos de él, creamos la realidad. Pero esto no es la
realidad, pues la realidad no es un concepto. El primero quien, tras cercar el
saber, se le ocurrió decir “Esto es mio” y halló personas bastante sencillas
para creerle[7],
fue el verdadero fundador de la Heurística que se juzga exclusiva. La
conservación de tales archivos históricos, en exceso fortuita[8],
con sus pérdidas, notoriamente irreparables, nos dan la certeza de nuestra
ignorancia. Decía Confucio: ¿Qué es la sabiduría? Saber que uno no sabe[9], escucharemos con atención esto. Percibo en
los recientes cambios de la disciplina un enriquecimiento jovial. Las llamadas
“ciencias auxiliares” ni siquiera trataban con detalle el mismo estudio del
tiempo, pero, por distintas, nos han provisto otro con quien compararnos y
crecer. En efecto, el punto de vista desde todo los lados es también el de
ninguno. No existe. La idea de la erudición ha cambiado, desde la quimera
experticia que pretendía describir (suficientemente probada como ilusoria en la
era de las ciencias sociales) a la capacidad para manejar conocimiento en base
al razonar y el saber. Se trata, no de información,
que bien guarda una máquina o un libro; sino de qué hacer con tal información;
a su tiempo, utilizada como herramienta para construir conocimiento que solo un humano puede comprender y poseer.
La vida, el fenómeno misterioso del universo,
no puede ser leída. Su verdad es indescifrable, y por oscura la amamos. Tan
difícil resulta solo definir qué trae el concepto de lo “cotidiano” y si en el
debemos también incluir lo sagrado[10].
Pero “¿Y qué si la verdad fuera una mujer?”[11] ¿Y
si es una mujer, y debe ser cortejada sutilmente, en lugar de aplastarse con
discursos de omnipotencia y pretendida omnisciencia? De suerte que para conocer
a una mujer se requiere paciencia, esmero y humildad. Todo esto será muy fácil
mientras la queramos suficiente.
[1]Cf. Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas
del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p. 110
[2] El tiempo es siempre
medido de acuerdo a la acción. (Aristóteles, Met: “El tiempo es la medida de la
acción) El movimiento de un astro, conectado al movimiento de agujas en el
reloj, esto no transcurre en el universo completo del mismo modo (Einstein) y
es también una aproximación, una medida.
[3] Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas
del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p.91
[4] Dogen vivió entre 1200 y 1253, la similitud con Dasein (ser-ahí) en Ser y Tiempo de Heidegger se debe a las
influencias de la filosofía oriental en el pensamiento alemán del siglo XX.
Heidegger ha sido tomado por original debido a nuestra completa ignorancia de
la enorme y compleja tradición intelectual en Asia.
[5] Debemos objetar a clamar
toda creación intelectual como novedad para las pocas naciones occidentales
representes. Se han observado predecesores en medio oriente y Asia. Las tesis
de los Annales han sido, sin duda(directamente o por influencias), inspiradas
por las de Ibn Jaldún.
[7] Cf. Rousseau, J.J. Discurso sobre el origen de la desigualdad
entre los hombres. Buenos Aires: Folio (2007) p. 81
[8] . V. Langlois, Introducción a
los estudios históricos. Buenos Aires: La Pléyade (1972) p. 18
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