Como decía Mario Vargas Llosa en su discurso al recibir el nobel, la ficción de la literatura y otras artes son un escape, a la vez que un reconocimiento: Que la realidad no es suficientemente buena.
Pongo este blog con algunos cuentos y ensayos modestos escritos por mí, para entrener a quién le interesen, aburrir a quién le afliga, aborrecer a algún desdichado perdido y con suerte, quizás, si Dios me lo permite, emocionar algún alma sensible.
Si cree encontrar errores ortográficos o de redacción, tenga con toda seguridad la certeza que es con intenciones artísticas o educativas, para que al darse cuenta de mi error se sintiese bien de su amplio conocimiento.

domingo, 8 de julio de 2012

El cortejo de la verdad


Hablando del tiempo, Dogen escribió:
A veces de pie en la cima de la más alta cúspide,
A veces moviéndose en el fondo del más profundo océano,
A veces tres cabezas y ocho brazos,
A veces los diez y seis pies o los ocho pies del cuerpo dorado,
A veces un basculo, o un matamoscas,
A veces un pilar, o una linterna de piedra,
A veces el tercer hijo de Chang o el cuarto de Lee, 
A veces la Tierra y el Espacio.   


Los hombres han vivido por mucho tiempo. Vemos su historia a través de fuentes. Las fuentes construyen la historia en un dialogo con su sujeto y las fuentes no escritas son, por tanto, parte de la historia, pues pertenecen a la experiencia humana en el tiempo.

Hace unos 200.000 años atrás aparecía en la tierra el homo sapiens. Cuando por primera vez alguien enterró a un compañero, y en ello, creó un símbolo, entonces nació el hombre. Quería con esto expresar algo más allá de lo material. Rastreamos el desarrollo del lenguaje hablado como estructura de pensamiento abstracto a 100.000 años. Hace 25.000, el grabado de las primeras formas de arte ¿Es esto historia? Pienso que con la historia expresamos la importancia de lo que nuestros antepasados valoraban, lo que querían, lo que pensaban. Pero ¿quiere decir algo el arte? Por supuesto ¿Se puede expresar esto en palabras? No, el arte es su propio lenguaje, y erraríamos en no tratarlo como tal. En consecuencia, el pasado pre-histórico posee más de una expresión humana, más de un lenguaje.

Se nos ha dicho, sin embargo, que la prehistoria no forma parte de nuestro empleo, pues carece de registros. Ciertamente, existía el tiempo, y nadie duda de los enormes cambios que en ese período acontecieron; cambios que nos han formado como especie. ¿Por qué separarla? Porque incómoda al historiador de las particularidades. No agrada la idea del aparente circulo en donde las sociedades sin escritura viven, considerando el tiempo y la acción un eterno retorno a la repetición. Considérese que nuestra idea, la historia como desarrollo teleológico dialéctico hacia mayores estados de progreso; es, en buena medida, una creación de la ilustración, un cambio en la cosmovisión occidental, visible en filósofos como Hegel. Observo que, nuestra concepción de la historia – una meta historia - no es verdadera, es ya una interpretación de ella. ¿Es la historia circular un error? Después de todo, el reloj tiene forma de esfera. Las horas transcurren, las estaciones continúan cambiando, hombres nacen, viven y mueren. Nuestra especie, y todo lo que ella contiene llegará, también, a su muerte. ¿Es el fin de nuestra especie un motivo para dudar de nuestra historia? Quizá nos hayamos sobrestimado. Si, como decía Marx, la historia no comenzará hasta que no haya más personas muriendo de hambre, y quedando todo el pasado condenado a la categoría de “barbarie”, no hemos hecho sino crear ficciones ¿Hemos trabajado en vano? Confío que no es el caso. Toda historia es observada por contemporáneos del último momento de la historia. En este sentido, un análisis psíquico del propio historiador parece menos rupturista al considerarlo parte de su obra. Preguntarse por las motivaciones que nos mueven, ser honestos sobre nuestros prejuicios y declarar arraigo social o personal por el oficio, todo esto  nos hace mejores.[1]

Puesto que son necesarios sucesos, y en efecto, cualquier suceso es la medida del tiempo[2], igualmente, no puede haber historia sin que primero queramos interrogarnos sobre el tiempo. “Son las preguntas las que construyen el objeto histórico.”[3] Cierto maestro zen quería expresar que el tiempo es existencia y la existencia es tiempo. Para esto acuño la palabra uji, traducida como ser-tiempo[4]. Un trabajo o investigación es uji, se construye sobre historias ya realizadas, que sirven a la vez como fuente de crítica y como información. Las mismas interrogantes pueden ser retratadas asiduamente y nunca ser suficientes para “resolver”, pues nuestro conocimiento avanza, no por llenar la falta de datos particulares, que no poseen humanidad en sí mismos; sino por reformular un planteamiento legitimo. De suerte que la disputa yace en lo que cada uno llama legitimo. La nueva historia[5] conlleva una “expansión del universo histórico”[6] en base a la construcción de un relato al que subyacen teorías o interpretaciones de sí mismo. Es por esto que críticos como Foucault señalan la fuerte similitud con la ficción. Si hay Historia del pensamiento, Historia de la economía, Historia socio-cultural, Historia desde las estructuras, Historia “desde abajo”, y si este el destino de la trayectoria posmoderna, lo que Ortega preveía como “la barbarie del especialismo”, ¿Por qué hemos de rechazar las Historias del Arte, las Historias de la Pre-historia, solo en base a su escaso soporte escrito? Por lo pronto, la escritura es solo un tipo de lenguaje; y en ella misma, lo sabíamos ya, existen múltiples modalidades discursivas. Existe la escritura narrativa artística, existe la mitología, cuya radical importancia los antropólogos han demostrado. Algunas se pretenden “objetivas”, y cualquier lingüista ofrecerá una breve epistemología de por qué esto es indudablemente absurdo. Todos hablamos un idioma construido, arbitrario, de relación entre significantes y significados, y en cómo nombramos el mundo, cómo conectamos sus conceptos, cómo nos abstraemos de él, creamos la realidad. Pero esto no es la realidad, pues la realidad no es un concepto. El primero quien, tras cercar el saber, se le ocurrió decir “Esto es mio” y halló personas bastante sencillas para creerle[7], fue el verdadero fundador de la Heurística que se juzga exclusiva. La conservación de tales archivos históricos, en exceso fortuita[8], con sus pérdidas, notoriamente irreparables, nos dan la certeza de nuestra ignorancia. Decía Confucio: ¿Qué es la sabiduría? Saber que uno no sabe[9], escucharemos con atención esto. Percibo en los recientes cambios de la disciplina un enriquecimiento jovial. Las llamadas “ciencias auxiliares” ni siquiera trataban con detalle el mismo estudio del tiempo, pero, por distintas, nos han provisto otro con quien compararnos y crecer. En efecto, el punto de vista desde todo los lados es también el de ninguno. No existe. La idea de la erudición ha cambiado, desde la quimera experticia que pretendía describir (suficientemente probada como ilusoria en la era de las ciencias sociales) a la capacidad para manejar conocimiento en base al razonar y el saber. Se trata, no de información, que bien guarda una máquina o un libro; sino de qué hacer con tal información; a su tiempo, utilizada como herramienta para construir conocimiento que solo un humano puede comprender y poseer.

La vida, el fenómeno misterioso del universo, no puede ser leída. Su verdad es indescifrable, y por oscura la amamos. Tan difícil resulta solo definir qué trae el concepto de lo “cotidiano” y si en el debemos también incluir lo sagrado[10]. Pero “¿Y qué si la verdad fuera una mujer?”[11] ¿Y si es una mujer, y debe ser cortejada sutilmente, en lugar de aplastarse con discursos de omnipotencia y pretendida omnisciencia? De suerte que para conocer a una mujer se requiere paciencia, esmero y humildad. Todo esto será muy fácil mientras la queramos suficiente.


[1]Cf. Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p. 110
[2] El tiempo es siempre medido de acuerdo a la acción. (Aristóteles, Met: “El tiempo es la medida de la acción) El movimiento de un astro, conectado al movimiento de agujas en el reloj, esto no transcurre en el universo completo del mismo modo (Einstein) y es también una aproximación, una medida.
[3] Prost, A. Doce lecciones sobre la historia. Las preguntas del historiador. Madrid: Cátedra (2001) p.91
[4] Dogen vivió entre 1200 y 1253, la similitud con Dasein (ser-ahí) en Ser y Tiempo de Heidegger se debe a las influencias de la filosofía oriental en el pensamiento alemán del siglo XX. Heidegger ha sido tomado por original debido a nuestra completa ignorancia de la enorme y compleja tradición intelectual en Asia.
[5] Debemos objetar a clamar toda creación intelectual como novedad para las pocas naciones occidentales representes. Se han observado predecesores en medio oriente y Asia. Las tesis de los Annales han sido, sin duda(directamente o por influencias), inspiradas por las de Ibn Jaldún.
[6] Burke, P. Formas de hacer Historia, Madrid: Alianza (1994) p.32
[7] Cf. Rousseau, J.J. Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Buenos Aires: Folio (2007) p. 81
[8] . V. Langlois, Introducción a los estudios históricos. Buenos Aires: La Pléyade (1972) p. 18
[9] Igualmente Sócrates decía: “Solo sé que nada sé”
[10] Ver Mircea Elíade, Lo profano y lo sagrado.
[11] Nietzsche, F. Más allá del bien y del mal. Santiago: Centro Grafico (2005) p.5

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