Hoy, mientras esperaba
la micro en un paradero lleno de gente, a las seis y media, vi a un mendigo acercarse
desde el otro lado de la calle y exclamar con simultánea fuerza y dolor: “Tengo
hambre.”
“ALGUIEN PORFAVOR DEME
UNA MONEA PA COMER”
Nadie siquiera se dio
vuelta a mirarlo. Pero si era posible evitar su apariencia, el tono de su voz
nos arrancaba del estado apático que todo hombre urbano convoca cuando la
ignominia aparece descarnada enfrente y resulta una molestia.
“¿ME IGNORAN? MIREN COMO
ME IGNORAN, MIREN COMO HUYEN DE MI”
Todos miraban en la
dirección contraria. “TENGO HAMBRE” dijo más fuerte. Sentí un escalofrío y
quise darle algo, pero no traía conmigo una sola moneda (estaba intentando
ahorrar).
La micro paró y la
masa de gente peleó por subirse. El vagabundo dijo, con voz fuerte: “que se
vaya a la cresta” (o alguna variación de ello) y entró al bus. Había un
fiscalizador que inmediatamente lo paró.
-
Usted no
puede entrar señor.
¿No es aquí la palabra
"señor" más que un eufemismo que simula respeto cuando es irrespetuoso? ¿Qué significa
“señor”? ¿Puede uno echar a un “señor” de la micro con solo identificar su ropa
mugrienta, su piel seca y su cabello sin cortar? ¿Puede uno dejar a un señor padecer hambre?
El mendigo se
enfureció y arguyó que, ante tantos jóvenes que no lo hacían, nada importaba si
el no pagaba, luego le preguntó al fiscalizador en qué consistía su trabajo,
para qué lo hacía. Tras ser expulsado varias veces gritó:
“Lo único que le’ importa
e’ el dinero”
Un terrible escalofríos pasó por todo mi cuerpo.
Estaba inmerso, mirando la entrada de la micro, cuando en el siguiente paradero
subieron tres adolescentes. El primero acercó la tarjeta, que marcó roja tres
veces seguidas. Luego pasó de largo y sus dos amigos se le unieron. Ninguno
pagó el pasaje.
¿y qué derecho tendría
yo a hacer un discurso ahora? ¿hice yo algo?
Francesco
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